La cooperadora de la Escuela Nº 149 “José Hernández” de Pueblo Esther, con Juan Bereciartua como nuevo presidente, enfrenta importantes desafíos para mejorar las condiciones de la institución. Entre sus proyectos, destacan la organización de la velada de fin de año y la gestión de libros de lectura para el ciclo 2025, en el marco del 110º aniversario de la escuela.
La Escuela Nº 149 “José Hernández” de Pueblo Esther, que recibe a más de 1.000 niños y niñas en ambos turnos, renovó su comisión cooperadora el pasado 31 de marzo. Juan Bereciartua asumió la presidencia de la nueva comisión y, desde entonces, ha trabajado incansablemente junto a un equipo comprometido para enfrentar las necesidades de una institución que es fundamental en la comunidad.
“La escuela es muy grande, hay muchas obligaciones, pero lo vamos haciendo. Hay un grupo muy lindo de trabajo y la gente del pueblo siempre colabora”, comentó Bereciartua. Como única escuela primaria del pueblo, la institución cuenta con el apoyo de comerciantes, profesionales y vecinos, quienes se suman a las actividades y eventos propuestos por la cooperadora.
Uno de los mayores retos que enfrentan es la cantidad de alumnos por grado, con aulas que pueden superar los 30 estudiantes. Bereciartua destacó la labor de los docentes, describiéndolos como personas con una verdadera vocación de servicio: “Colaboran con todo lo que hacemos, sobre todo en la cobranza de cuotas y actividades para recaudar fondos”.
El presidente de la cooperadora también hizo hincapié en la importancia de valorar el rol de la escuela y sus docentes: “Uno deja a los chicos cuatro horas y media en la escuela, y no se da cuenta realmente la importancia del lugar en el que los está dejando. Son ellos los que se ocupan de los chicos, quienes los ven cuando están tristes o se frustran, y quienes los ayudan en todo momento”.
Además, resaltó el papel del personal no docente, quienes también forman parte de la rutina escolar. “Siempre hay un chico que necesita hielo porque se golpeó, o que hay que llamar al padre porque se siente mal. Ellos también son fundamentales”, señaló.
Proyectos en marcha
En cuanto a las actividades de la cooperadora, Bereciartua compartió que actualmente están enfocados en la organización de la velada de fin de año, que tendrá lugar el viernes 8 de noviembre. Sin embargo, este año se presenta con un desafío adicional: la falta de fondos para cubrir algunos gastos esenciales, como el sonido y la iluminación, que tradicionalmente aportaba la Municipalidad.
“Este año no hay fondos para eso, así que estamos haciendo una venta de fideos secos para recaudar dinero”, explicó. El paquete de medio kilo se vende a $1.500 y las familias tienen tiempo hasta el 30 de septiembre para colaborar. “Hay gente que ha comprado 4 o 5 kilos, lo cual es un alivio, porque cualquier cosa que hay que reparar o arreglar en la escuela hoy en día cuesta entre 50.000 y 80.000 pesos”, agregó Bereciartua.
110 años de historia
Con la vista puesta en el futuro, Bereciartua adelantó que en 2024 la escuela celebrará su 110º aniversario, y en ese marco, la cooperadora tiene planes ambiciosos. Uno de ellos es la adquisición de libros de lectura para todos los estudiantes.
“Hace un par de años que no llegan libros ni de Nación ni de la Provincia. Este año, los docentes han pedido fotocopias, pero sabemos que no es lo mismo. Queremos que cada chico tenga su propio libro, que sea algo que puedan conservar”, afirmó Bereciartua.
La cooperadora ya está organizando una red de colaboradores y comercios locales para apoyar la iniciativa, y confían en que el proyecto se pondrá en marcha al inicio del próximo ciclo lectivo. “No solo estamos para reparar la escuela, sino también para proveer de recursos educativos que son tan necesarios”, concluyó Bereciartua, subrayando la importancia de ofrecer a los estudiantes herramientas que fomenten su desarrollo académico en un contexto cada vez más desafiante.
