Pan, paz y trabajo: el legado de Ubaldini y su vínculo con San Cayetano

En la previa del 7 de agosto, la referente local Liliana Boccardo reflexionó sobre el significado histórico, político y espiritual del lema que marcó la resistencia sindical durante la dictadura. Una mirada que une fe, lucha obrera y memoria colectiva.

En el marco de una nueva conmemoración del Día de San Cayetano, Liliana Boccardo compartió una reflexión profunda sobre el significado de esta fecha y su estrecha relación con la historia del movimiento obrero argentino. En una conversación que entrelazó recuerdos personales con análisis histórico, Boccardo repasó el rol clave que tuvo la figura de Saúl Ubaldini, dirigente sindical que emergió en plena dictadura con un mensaje que aún hoy resuena: “Pan, paz y trabajo”.

“Ya se empezaban a ver colas en distintas iglesias de Buenos Aires y Rosario”, comenzó señalando Boccardo, en alusión al tradicional peregrinaje de fieles a San Cayetano. Pero más allá de la imagen popular, lo que disparó el análisis fue una pregunta clave: ¿por qué un líder sindical como Ubaldini eligió ese templo como lugar de convocatoria y resistencia?

Una consigna que nació en la fe y se convirtió en bandera de lucha

Liliana recordó que el golpe de Estado de 1976 no sólo disolvió instituciones democráticas, sino que también destruyó la organización sindical más fuerte del continente. “Tenían salarios altísimos en comparación con el resto de América Latina. Eso para la oligarquía era insoportable”, sostuvo.

En ese contexto, surgió la figura de Ubaldini, delegado cervecero que en 1979, con apenas tres años de dictadura encima, asumió la conducción de la CGT Brasil, en oposición a la CGT oficialista de la calle Azopardo. Fue entonces cuando el dirigente rescató del santoral católico la consigna de San Cayetano: pan, paz y trabajo.

“Convenía exactamente a lo que estaba pasando en ese momento. La gente se quedaba sin pan, sin trabajo, y había una violencia horrible”, explicó Boccardo, remarcando que la iglesia era uno de los pocos espacios donde aún podía encontrarse cierta libertad de expresión y organización colectiva.

La historia detrás del santo

San Cayetano, recordó Liliana, fue un noble italiano del siglo XVI que renunció a sus privilegios para fundar una orden religiosa dedicada al cuidado de los pobres y enfermos incurables. Fundó el Monte di Pietà, una institución precursora del Banco de Nápoles, que ofrecía préstamos sin usura. “No poseían nada ni pedían nada, vivían con lo básico. Fue un verdadero padre de la providencia”, relató.

Este vínculo entre la fe y la justicia social inspiró a Ubaldini, quien encontró en San Cayetano un símbolo potente para interpelar a una sociedad herida por el hambre, la persecución y el silencio forzado.

10 mil obreros en plena dictadura

Una de las escenas más impactantes que rememoró Boccardo fue la primera marcha a San Cayetano organizada por Ubaldini en plena dictadura. “Juntó 10.000 trabajadores. Eso era tremendo. La dictadura no podía permitir que se amontone gente, y él lo logró. Era una imagen poderosa de resistencia”, destacó.

El sindicalismo como actor político y de derechos humanos

Ubaldini no sólo lideró huelgas y movilizaciones contra el régimen, sino que fue el primer dirigente de la CGT en marchar por los derechos humanos. En 1981, en plena dictadura, viajó a Ginebra y denunció la situación argentina ante la OIT (Organización Internacional del Trabajo):

“Debemos comprometer hasta la última gota de nuestra sangre para impedir que se repita otra dictadura como esta, que sume al país en el oprobio, la miseria, el hambre y el dolor de perder a sus mejores hijos”, pronunció en un discurso histórico.

Una campera, un símbolo

“Era muy joven y se lo distinguía por su campera de cuero, que está enmarcada en la CGT”, contó Boccardo, resaltando la figura humana y combativa de Ubaldini, quien lideró el sindicalismo hasta su muerte a los 69 años. Fue también diputado nacional por el PJ y dejó una huella profunda en la historia del país.

Religión, política y memoria

La conversación de Liliana Boccardo no evitó los paralelismos con la actualidad. Mencionó el protocolo de seguridad de Patricia Bullrich y los límites a la protesta social como ecos de aquel pasado. “La historia se repite, es cíclica. O nos fortalece o nos advierte”, dijo.

También reflexionó sobre la vigencia de los santos como figuras filosóficas y sociales, destacando cómo sus enseñanzas —más allá del dogma— inspiran principios éticos como el amor al prójimo, el cuidado del otro, y la justicia distributiva.

“Un capítulo que merece ser contado”

Para Liliana, el legado de Ubaldini y su conexión con San Cayetano merece un capítulo especial en nuestra historia. “No sé si tiene el reconocimiento necesario. Fue muy valiente al enfrentar a semejante dictadura y poner el cuerpo por sus compañeros”, concluyó.

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