Por Settimo
#27 — L1 — Marta
Grande escapa lamentando la muerte de Chichoni en medio del caos y las explosiones sacuden la ciudad. Cunde el pánico mientras Vaisman trata de calmar al público y ordena una cacería total. El juez Paul Morrá, enviado como veedor por Los Señores de La Orden, lo interpela: acusaciones, amenazas y visiones opuestas del poder chocan en un diálogo tenso. La conspiración ya no es sombra, está en marcha, y es irreversible. El embajador decide tomar el toro por las astas y entra en acción con su propia nave.
El “Schwarzer Vögel” (pájaro negro) era un excelente aeromóvil de acción disfrazado de vehículo ceremonial. Tenía seis turbinas, dos delanteras y cuatro traseras, con posibilidad de disposición inversa. Calculada en ese momento para lograr una velocidad de 300 km/h, y potencia del motor de 2.500 caballos, pesaba más de 2000 kilogramos.
Medía más de 8 metros de largo, un poco más de 3 metros de ancho y casi 2 metros de alto. A pesar de semejante tamaño, solo pesaba 2.800 kilos con armamento incluido.
La aerodinámica óptima era clave, lo diseño la empresa Zeppelin Systems, la misma de los antiguos dirigibles del mediados del siglo XX. Tenía dos enormes alas laterales para dar apoyo aerodinámico, así como dos colas, un fondo plano y un habitáculo para cuatro personas.
Equipado con lanzamisiles y ametralladoras con un sistema de recarga automática. Sus puertas contaban con un blindaje nivel 8, capaz de detener balas de alto calibre. Equipado con scanner de reconocimiento facial. Sacos de oxígeno, sistema antiincendios y dos bolsas de medio litro de sangre con el mismo grupo sanguíneo del embajador. Cortina de humo y conexión directa por satélite con La Orden de La Germania Magna.
—Estamos en posición, señor—informaba el guardaespaldas devenido a copiloto—, según el dato de nuestro topo, el tercer grupo se encuentra por debajo del paso del monorriel, por Av. Belgrano.
—Aquí nos detenemos, me encanta este paisaje. —Se deleitaba Vaisman.
El vehículo estaba levitando sobre el Cenotafio a los héroes de Malvinas , desde allí observaba la Cúpula de La Catedral destruida, el edificio de la Municipalidad derrumbado y parte del Monumento en ruinas. El humo y la destrucción regocijaba su alma perversa, en la zona todavía se hallaban algunos hombres tratando de escapar del dantesco espectáculo. Vaisman comenzó a desembuchar balas sin piedad por sobre el monumento, tanto sobre los desafortunados rebeldes que quedaban como a los propios. También a los que retrocedían por Av. Belgrano hacia al Sur lamentablemente acorralados por los Cascos que habían formado una encerrona desde Barrio Martin. La ferocidad del ataque demostraba un horroroso cuadro, una verdadera carnicería.
—¡Corran, malditos! ¡Huyan, Feiglinge ! —decía y se reía a carcajadas—. Piensan que podrán acabar con nosotros. ¡Soñadores… idealistas dekadent !
—Señor, el scanner de la cámara identificó a dos personas bajo tierra con rango de alta peligrosidad.
Uno de ellos es Grande. Podrá tener mejor visión desde el monitor ocular en su casco.
— ¡kleine Huren! ¡Pondré sus cabezas de trofeo en mi sala! —Vaisman comenzó a dispararles sin tregua sin saber a quien. Estaba desencajado.
¡Cucarachas inmundas! Se esconden bajo tierra como ellas. Envíe tropas a ese sector inmediatamente y que hagan volar todo ese asqueroso nido. ¡Inunden los túneles y que se ahoguen como ratas!
— ¡Enseguida, señor! 10-98… tres en fuga… clave roja… zona 1ª… plaza oculta, importante, Blitzkrieg, repito 10-98… —El aeromóvil tambaleó y comenzaron a sonar dentro alarmas de peligro junto al repiqueteo metálico de disparos sobre el piso del mismo.
—¡Uh! ¡Que mierd..! Señor, nos disparan con balas de Antimonio, a las 3 en punto, desde abajo, debemos retirarnos. Señor, quedamos muy expuestos. Si nos siguen disparando el aeromovil corre riesgo de caer, Señor…
—Oh! Veo que hay más Ratas de túnel que salen a la superficie—dijo Vaisman—, ahora sí todos jugamos a la vez. ¿Veamos cómo se comportan?
Una parte del grupo del interior de los túneles que formaban la retaguardia salió a efectuar el contraataque, entre ellos estaba Scaglia quien ordenaba la cuadrilla mientras vaciaba el cargador de su rifle Ads de asalto sin provocar demasiado daño.
—¡Fuego a discreción!—gritaba Scaglia desde abajo—. ¡Hay que derribar esa nave a toda costa! ¡Compensemos tiempo para que los expertos coloquen los detonadores y así penetrar en el arsenal!
El aeromóvil de Vaisman giró hacia ellos, y contestó con mini misiles y metralla sin clemencia obligándolos a atrincherarse. Las bajas se seguían sumando.
—¡Pupé!—llamó a su pupilo—, necesitamos la presencia de “Marta”… ¡Ya mismo!—gritó Scaglia.
La corrida no se hizo esperar y el muchacho, “El niño gigante” , así lo llamaban, se arrojó sobre un cráter cubriéndose al lado de Scaglia presto a obedecer órdenes.
Se encontraba cuerpo a tierra, en sus manos tenía a “Marta”, así llamaba a su Bazuca M6 , un arma generosa que llegaba a hacer blanco sobre objetivos móviles hasta a 2000 metros.
—Ya lo tengo en la mira, cuando usted mandé, Señor, “Martita” está deseosa de entrar en calor.
—Ya quiero de ver eso—contestó Scaglia dándole el “toc” de aprobación sobre el casco—. ¡Hacelo mierda!
El disparo del proyectil salió en perfecto tiro e impacto sobre una de sus alas. El aeromóvil perdió estabilidad y comenzó a caer echando humo por sobre las instalaciones de Prefectura Naval perdiéndose de vista, el festejo de la caída estalló en un solo grito pero el ataque del exterior seguía intenso.
—Martita, sos la mejor. —Pupé le dio un beso a su bazuca y la colgó en su espalda.
— ¡Smettila! que me da escalofríos, he visto cosas con mis años pero esta relación cosa hai con tu armamento es di pensare…—dijo Scaglia—. ¡Volvamos a nuestras posiciones!—mandó.
—Sr. Scaglia, debe agironarse a los nuevos tiempos, usted es una persona muy abierta. —Acomodó su casco mientras reía y salió al trote.
— ¡Porca miseria! , apurate… “aggiornarse” , ¡Ja! ¿Dónde aprendiste esa palabra? ¿Estás leyendo libros ahora? ja ja ja… Andiamo, sciocco .
Scaglia se retrasó al salir ayudando con los heridos. Las explosiones y detonaciones seguían sintiéndose a lo lejos, en ese momento percibió un silbido irritante y familiar desde el río que lo hizo girar. Vio como salían desde la zona de prefectura, donde había caído el aeromóvil, varias estelas blancas formando arcos hacia ellos. Pues sí que conocía ese sonido, eran bombas de incrustación con retardo.
— ¡Corpo a terraaaa! —gritó para advirtirles a sus subordinados.
Tomó con fuerza su casco mientras sentía cómo alrededor suyo las bombas se incrustaban en el suelo como dagas. Cuando levantó la vista observó más adelante el rostro consternado de Pupé.
El muchacho había sido calado en su pecho por uno de esos proyectiles, fue sorpresivo y lo dejó inmóvil… las bombas estallaron segundos después junto con el cuerpo que se esfumó en el aire. Scaglia, apenas pudo cubrirse, y fue herido por las esquirlas escupidas en la onda expansiva.
Desde el interior se presagiaba lo peor. Vaisman seguía en lucha, y lanzó su “tiro del final”… con buen acierto.