Irina Santa Cruz: Un viaje a Tucumán y un partido para el olvido

Desde el viaje en el mítico colectivo que llevó a los hinchas canallas hasta la tensa requisa policial y un partido sin brillo, Irina Santa Cruz relata en primera persona su experiencia como hincha de Rosario Central en el empate ante Atlético Tucumán. Una crónica que mezcla pasión, logística y frustración deportiva.

Irina Santa Cruz, conocida como “Iri” en el mundo de la hinchada de Rosario Central, compartió los detalles de su viaje a Tucumán para presenciar el encuentro entre su equipo y Atlético Tucumán, un partido que terminó en un empate sin goles y dejó más preguntas que respuestas sobre el presente del equipo.


El relato de Irina comenzó con el viaje en “El Delicioso”, el colectivo adaptado que utiliza regularmente la barra de Central. “Es una fiesta: cantamos, nos divertimos, pero también hay que cuidar los detalles”, explicó. La salida desde Zona Sur (Barrio Tiro Suizo) y la parada en el Gigante de Arroyito estuvieron marcadas por la organización para evitar incidentes, aunque el colectivero se perdió, retrasando la llegada.


Al llegar a Tucumán, el recibimiento fue hostil. “La policía nos trató mal desde el primer momento, como si fuéramos delincuentes”, contó Iri. La requisa fue exhaustiva: confiscaron cuchillos (dejando un salamín sin cortar), alcohol y hasta amenazaron con devolver a los hinchas a Santiago del Estero. “Fue una bienvenida que refleja lo difícil que es ser visitante en el interior”, lamentó.


Sobre el encuentro, Iri fue contundente: “Para el olvido”. Criticó la falta de creatividad de Central: “No hubo situaciones claras, el equipo no genera juego”. Destacó el rendimiento de Jiménez y Brown, pero señaló problemas estructurales: “Campaz está aislado, Malcorra no da un pase, y el mediocampo no funciona”. También cuestionó la ausencia de Navarro y la dependencia excesiva de Di María: “Solo no puede; el fútbol argentino es otro mundo”.


Con el próximo partido ante Deportivo Riestra y el clásico rosarino en el horizonte, Iri pidió paciencia: “No hay que desesperarse, pero hay que mejorar urgentemente”. Además, reflexionó sobre la experiencia en la popular visitante: “Ya no voy a la local, es un quilombo; prefiero disfrutar sin que me apretujen”.

Su relato, cargado de humor y honestidad, es un fiel reflejo de la realidad de un equipo que busca reencontrarse con su identidad. Mientras “El Delicioso” regresa a Rosario, la pregunta queda flotando: ¿Podrá Central revertir esta imagen gris?

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