Ballotage en Chile: el triunfo de José Antonio Kast y la alarma en América Latina

La analista de política internacional Adriana “La Tana” Rossi advirtió sobre el avance de la ultraderecha en la región, el rol de Estados Unidos y las consecuencias políticas, económicas y sociales que podría traer el nuevo escenario chileno tras la victoria de José Antonio Kast.

El reciente ballotage presidencial en Chile, que consagró a José Antonio Kast con el 58% de los votos frente a la candidata comunista Jeannette Jara, abrió un nuevo capítulo de preocupación en el escenario político latinoamericano. Así lo analizó Adriana “La Tana” Rossi en su columna de política internacional, donde planteó que el resultado no puede leerse como un hecho aislado, sino como parte de un proceso regional más amplio.

Rossi sostuvo que el triunfo de Kast, a quien definió como un dirigente de extrema derecha, genera inquietud no solo por su perfil ideológico sino también por su historia familiar y sus referencias políticas. En ese sentido, recordó que “Kast es un admirador declarado de Donald Trump, de Javier Milei y de Augusto Pinochet”, y alertó sobre los posibles nombres que podrían integrar su gabinete, a los que calificó como “muy complejos desde lo ideológico”.

Durante el análisis, la especialista remarcó que la campaña de Kast se apoyó fuertemente en ejes como la inseguridad, la inmigración y el supuesto retroceso económico, aun cuando Chile continúa siendo uno de los países más seguros de América Latina. Según Rossi, estos discursos no surgen de manera espontánea, sino que forman parte de una estrategia regional: “Se instalan temas sensibles a través de los medios y las redes para formatear la mentalidad de la población y llevarla a aceptar políticas de mano dura que históricamente no han dado resultados”.

En relación al gobierno saliente, Rossi fue crítica con la gestión de Gabriel Boric, al señalar que no logró cumplir con las expectativas generadas ni implementar políticas transformadoras. A su entender, ese descontento social fue capitalizado por la derecha, aunque aclaró que “no es solo una cuestión de frustración, sino de una construcción cultural y comunicacional que empuja a votar alternativas autoritarias”.

Otro de los puntos centrales de la columna fue el alineamiento internacional que podría profundizar el nuevo gobierno chileno. Rossi advirtió sobre una posible alianza ultraconservadora en América Latina, impulsada y monitoreada por Estados Unidos. “Lo que vemos es una avanzada que responde a los intereses norteamericanos, basada en economías extractivistas y no en el desarrollo industrial ni en la soberanía de los recursos”, explicó.

En ese marco, también expresó preocupación por la relación bilateral entre Chile y Argentina. Recordó declaraciones de Kast sobre la Patagonia y los hielos continentales, una de las principales reservas de agua dulce del mundo, y advirtió que estos recursos estratégicos podrían quedar en el centro de disputas geopolíticas. “No se habla de desarrollo para los pueblos, sino de la entrega de territorios y riquezas a capitales extranjeros”, señaló.

Rossi amplió el análisis al contexto continental y afirmó que lo ocurrido en Chile “no es solo una derrota chilena, sino una derrota para toda América Latina”. En ese sentido, cuestionó la falta de unidad de los sectores progresistas y de izquierda, al considerar que la fragmentación interna facilita el avance de la derecha. “Sin un proyecto común y sin unidad, se repiten los fracasos y se fortalece el discurso del miedo”, sostuvo.

Finalmente, la analista vinculó estos procesos con un escenario global de creciente desigualdad, concentración de la riqueza y debilitamiento de los derechos sociales. Alertó sobre el impacto que las políticas de ajuste y recorte tienen en la vida cotidiana de las personas y advirtió que, sin una reacción colectiva, la región podría profundizar un rumbo de dependencia y pérdida de soberanía.

“La discusión de fondo es quién se queda con los recursos naturales y para qué modelo de sociedad”, concluyó Rossi, al tiempo que llamó a repensar estrategias políticas que vuelvan a poner en el centro la justicia social, la integración regional y la autodeterminación de los pueblos.