Andrea, integrante de la Cooperativa de Trabajo del Cuidado Comunitario de los Empleados de Comercio de Rosario, anunció la realización de un curso de cuidadores y cuidadoras de personas mayores en la Casa de la Cultura Néstor Kirchner. La propuesta, prevista para el próximo año, busca brindar formación gratuita y salida laboral concreta.
La Cooperativa de Trabajo del Cuidado Comunitario de los Empleados de Comercio de Rosario prepara el desembarco de una nueva propuesta de formación en Pueblo Esther. Se trata de un curso de cuidado de personas mayores que se dictará en la Casa de la Cultura Néstor Kirchner y que apunta a capacitar a cuidadoras y cuidadores con una perspectiva profesional, colectiva y con derechos laborales.
Andrea, integrante de la cooperativa, explicó que la organización nació durante la pandemia, a partir de una experiencia de formación previa. “Nacemos después de que se realiza el primer curso de cuidado de personas mayores, impulsado por FRAPAN, la Federación Regional de Asociaciones de Personas Mayores, junto con el sindicato de empleados de comercio, que puso el espacio y los elementos para poder hacerlo”, relató. Ese primer curso, inicialmente virtual, permitió que muchas trabajadoras del sector comenzaran a compartir sus experiencias y problemáticas.
Según explicó Andrea, fue en ese proceso donde surgió la idea de conformar una cooperativa. “Las compañeras empezaron a hablar de las mismas situaciones laborales, las mismas dificultades, y ahí se plantea la posibilidad de colectivizar estas demandas y organizarnos como trabajadores autogestionados”, señaló, y destacó que el acompañamiento del sindicato de empleados de comercio y de FRAPAN fue clave desde el inicio.
Actualmente, la cooperativa reúne a más de 80 cuidadores y cuidadoras que trabajan en Rosario y localidades cercanas como Villa Gobernador Gálvez y Granadero Baigorria. Andrea remarcó que la formación es un eje central del proyecto. “Para ingresar a la cooperativa sí o sí hay que hacer el curso de cuidado de personas mayores, porque creemos que un cuidador bien informado y profesionalizado puede ejercer sus derechos desde otro lugar y brindar un mejor cuidado”, afirmó.
El curso, que se prevé dictar en Pueblo Esther a partir de marzo, combina modalidad virtual con encuentros presenciales y la participación de profesionales de distintas disciplinas. “Es una formación muy completa, con 19 disciplinas, que van desde profesores de teatro que enseñan a manejar el cuerpo propio y ajeno, hasta médicos geriatras, enfermeros, terapistas ocupacionales, psicólogos, odontólogos geriátricos, trabajadoras sociales y abogados que explican derechos laborales y de las personas cuidadas”, detalló Andrea.
La capacitación cuenta con certificación provincial, actualmente a través del programa Impulsa, lo que permite que sea gratuita para quienes la realicen. Además, brinda una salida laboral concreta. “El diploma habilita para trabajar como cuidador domiciliario o asistente domiciliario, y las obras sociales aceptan este título. Con el monotributo ya se puede ingresar a trabajar con ellas”, explicó, y aclaró que no se trata de un curso de acompañante terapéutico, sino de cuidado integral de personas mayores o con dependencia.
Otro de los aspectos que destacó Andrea es la decisión de romper estereotipos de género en el sector. “Estamos sumando muchos varones porque queremos quitar el prejuicio de que solo las mujeres cuidamos. Hay personas que prefieren ser cuidadas por un varón, por una cuestión de fuerza o de pudor, y nos parece fundamental habilitar eso”, sostuvo.
En relación a la situación actual del sector, Andrea fue clara al señalar el impacto de la crisis económica y la informalidad. “Muchas compañeras destacan el cambio que implica no tener que estar peleando el pago o el precio del trabajo, porque eso lo gestiona la cooperativa de manera colectiva”, explicó. También subrayó que el modelo cooperativo permite mayor estabilidad laboral. “Cuando se pierde un cuidado, por la razón que sea, la cooperativa toma otro y el trabajo sigue circulando”, afirmó.
Finalmente, vinculó el crecimiento de las cooperativas con los contextos de crisis. “En momentos difíciles, como pasó en 2001 y como pasa ahora, los trabajadores nos tenemos que organizar para sobrevivir. La salida siempre es colectiva”, reflexionó.