David Lynch: El arte de incomodar y pensar el cine más allá del entretenimiento

En la columna de crítica de cine a cargo de Gino Di Terlizzi y Bruno Ricart, se exploró la obra del recientemente fallecido David Lynch, una cineasta de culto que desafió los límites del arte con su enfoque surrealista, onírico y profundamente inquietante.

La lincheneta arranca con todo . Así podría describirse el impacto en redes tras la caída de David Lynch, una cineasta cuya obra desafía las definiciones clásicas del cine y el entretenimiento. Para entender su legado, los críticos Gino Di Terlizzi y Bruno Ricart nos invitan a un recorrido por su obra en una charla que desborda entusiasmo cinéfilo y reflexión profunda.

“Lynch retrata la vida tal cual es”, menciona Bruno Ricart, citando al director en una de sus conferencias. “Y la vida está llena de abstracciones, sinsentidos y cosas que no siempre entendemos a primera vista”. Esa es precisamente la esencia del cine de Lynch: proponer preguntas más que ofrecer respuestas, y dejar que sea el espectador quien complete el significado.

El surrealismo como motor artístico
Desde su primera película, Cabeza Borradora (1977), hasta su icónica serie Twin Peaks y obras como El Hombre Elefante o Mulholland Drive , Lynch ha desarrollado un estilo profundamente ligado al surrealismo y la exploración de los sueños. “Es un cine que incomoda, que te obliga a detenerte, pensar y sentir”, reflexionan.

En Twin Peaks , por ejemplo, Lynch combina elementos de un clásico policial con un giro sobrenatural y onírico. “El detective Dale Cooper usa sus sueños como herramienta para resolver un misterio, lo que refleja el interés de Lynch por lo subconsciente y los símbolos”, explica Di Terlizzi.

Entre el arte y el entretenimiento
Para Bruno, Lynch es el punto de quietud entre el cine como industria del entretenimiento y el cine como arte puro. “El entretenimiento es predecible, te dice qué sentir y cuándo sentirlo. En cambio, Lynch no te da respuestas fáciles. Te deja pensando durante días, porque su cine tiene tantos sentidos como el espectador quiera darle”.

Ambos críticos coinciden en que Lynch es una cineasta que exige paciencia y apertura. “Ver una película suya por primera vez puede ser desconcertante, pero con el tiempo, sus obras resuenan de maneras que ni siquiera imaginaste”, añade Bruno Ricart.

La belleza de lo incómodo
Otro rasgo distintivo de Lynch es su interés por lo inquietante, desde los paisajes psicológicos hasta los personajes con deformidades o elementos que rompen con la norma estética. Para Di Terlizzi, esto es un acto deliberado: “Lynch busca que enfrentes lo que incomoda, porque eso también es parte de la vida. No es solo mostrar lo bello y hegemónico, sino lo que está al margen, lo que nos confronta”.

Por dónde empezar
Si nunca viste una película de Lynch, los críticos recomiendan empezar por El Hombre Elefante o Twin Peaks . Para quienes se atrevan a sumergirse de lleno, Mulholland Drive es una de sus obras maestras, disponible en plataformas como MUBI.

David Lynch dejó un legado que no solo cambió el cine, sino que también invitó a repensar cómo consumimos arte. Su obra es un recordatorio de que el cine, como la vida misma, no siempre debe ser entendido, sino experimentado en toda su complejidad.

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