El director Sebastián Moreno adelantó detalles de la puesta teatral que se presentará por primera vez en Rosario y que revive una de las páginas más oscuras del sistema penitenciario argentino: la masacre del Pabellón Séptimo en la cárcel de Villa Devoto durante la dictadura militar.
La obra “Nogoyá”, dirigida por Sebastián Moreno, desembarca en Rosario con tres funciones únicas que buscan recuperar la memoria de una tragedia silenciada durante décadas: la masacre ocurrida el 14 de marzo de 1978 en la cárcel de Devoto, cuando un operativo represivo terminó con la vida de al menos 65 presos comunes. Declarada de Interés Cultural por la Cámara de Diputados de la Nación e inspirada en el libro Masacre en el Pabellón Séptimo de Claudia Cesaroni, la puesta se presenta como un grito de memoria y verdad.
“Muy pocos conocían esta historia y muchos la recordaban como un motín, pero no fue un motín”, señaló en diálogo con Enlace de Noticias. “Esto sucedió en plena dictadura y recién ahora, gracias a la investigación y al trabajo de familiares y sobrevivientes, se pudo reabrir la causa y declararla como delito de lesa humanidad”.

El vínculo con la masacre llegó al director casi por azar, aunque pronto se convirtió en una responsabilidad. “Nuestro teatro está a una cuadra y media de la cárcel de Devoto. Hace 13 años que trabajamos ahí y desde el comienzo supimos que no podíamos ser indiferentes a lo que había sucedido. Leí el libro de Cesaroni y dije: tengo que hacer algo con esta historia. Nuestro lenguaje es el teatro, así que fue inevitable convertirlo en una obra”.
El proceso demandó casi ocho años de investigación, ensayos y trabajo colectivo. La obra se estrenó en Buenos Aires el año pasado, coincidiendo con el inicio del juicio a los responsables de la masacre, y ya lleva más de 50 funciones. “Fue una tarea muy compleja, sobre todo representar el incendio que desató la tragedia. Intentamos ser lo más fieles posible a la historia, de manera respetuosa, pero al mismo tiempo desde un lenguaje teatral que permita también generar belleza. Puede sonar extraño, pero en medio del horror también hay momentos de humor que ayudan a transitar la obra”, explicó el director.
La relación con familiares y sobrevivientes de la masacre es un aspecto central del proyecto. “Desde la primera función, que fue especialmente para ellos, venimos construyendo un vínculo muy fuerte. Nos dieron objetos y fotos que mostramos en la previa de las funciones. Incluso algunos sobrevivientes pudieron ver la obra y nos dijeron que, aunque era muy duro revivirlo, encontraron otra manera de canalizar ese dolor”.
El lema que acompaña a los familiares desde hace décadas se convirtió también en el subtítulo de la obra: “Mientras no haya justicia, el fuego seguirá quemando”. Para Sebastián, ese mensaje sintetiza el sentido de llevar la historia al escenario: “No se trata solo de contar una masacre olvidada, sino de acompañar el reclamo de justicia que todavía sigue vigente. Uno de los sobrevivientes dijo en una audiencia que el fuego iba a dejar de quemar en su cuerpo recién cuando hubiera una sentencia. Ese es el nivel de reparación que esperan después de 47 años”.

La gira por Rosario tendrá tres presentaciones: el jueves 9 de octubre en el Teatro del Rayo, el sábado 11 en El Refugio y el domingo 12 en el Complejo Cultural Atlas. Además, el viernes 10 se realizará un conversatorio en el Atlas titulado “Cárceles en debate”, con la participación de referentes como Claudia Cesaroni, Matilde Bruera, Carlos Del Frade y otras voces vinculadas a los derechos humanos y el sistema penitenciario.
Para el director de la obra, traer “Nogoyá” a Rosario no es solo un paso más en la difusión de la obra, sino también una forma de sostener el compromiso con el teatro independiente. “Lo hacemos con muchísimo esfuerzo, sin presupuesto y sin producción externa. Es también una manera de apoyar a los espacios culturales de barrio y a un teatro que se planta frente a la indiferencia”.
Con funciones que combinan instalación audiovisual, teatro y debate, “Nogoyá” invita a recuperar la memoria histórica, acompañar el reclamo de justicia y apoyar al teatro independiente. “No es solo una obra –resume Moreno–, es un grito de verdad y de memoria”.
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