PRIMERO DE JUNIO DEL SETENTA Y SIETE

Micro relato de Oscar Di Terlizzi

Maclovia esperaba a “Robertito”, como todos los días, con el mate listo.

Ser treintañero nunca lo transformó en Roberto para ella. Sus tareas de militante lo llevaron muchas veces a la demora pero su madre igual lo aguardaba. Desde esa tarde de junio lo siguió esperando, sin noticia alguna, sentada junto a la ventana que daba a la calle…mirando en silencio. Lo vió en otros cuerpos que pasaban por la vereda y siempre se desilusionó. Todos sabíamos el final pero ella seguía aguardando. Un día se durmió para siempre junto a la ventana, condenada a perpetua, solo por ser su madre.