Un asesinato en la Plaza Libertad sacude a la ciudad. La víctima resulta ser la ahijada del concejal Luis Rentería, un viejo compañero de lucha del detective. Mientras tanto, la conexión con los asesinatos del pasado se hace cada vez más evidente.
Por SETTIMO
03 — L1 — Revancha mortal
Luis y Mariana amaban a su ahijada. Carla había sido criada por ellos desde muy chica, cuando sus padres fueron chupados por los “Cascos Negros” . Martín y Laura eran militantes sociales de “Nueva Libertad” , agrupación intrépida. Luis, los rescató en varias actuaciones, ellos eran muy arriesgados en sus acciones y siempre despotricaba por su excesiva temeridad, a veces absurda. Hasta que una de las tantas no llegó a tiempo y solo pudo rescatar a Carla, no pudieron zafar. Con la desaparición de los lideres, “Nueva Libertad” que quedó diezmada después de varias razzias.
Les perdió el rastro pero los buscó hasta debajo de las piedras, jamás aparecieron. Todavía los espera después de 33 años, tal vez por haber sobrevivido a semejante masacre. Su culpa de no haber muerto junto a ellos nunca le permitió resignarse aunque hubiera pasado ya mucho tiempo. Con sus 69 años estaba cansado, desahuciado, mucho camino recorrido.
Luego de que la Amnistía del 2040 lo borrara todo, La OCS se la rebuscó y en su reparto de poder territorial consiguió que el sistema Judicial y de seguridad no sea compartido. Luis, en ese entonces accedió, con algunos de sus seguidores no tan a gusto, pero siguió peleando desde un estrado. Yo, como muchos otros, dije basta autoexiliándome, bien al Norte del continente, en la Isla de Santo Domingo. Hasta que después de muchos años volví a pedido insistente de algunos compañeros, entre ellos mi amigo Luis, también sentía ese peso de culpa en la espalda, tal vez más que él.
El televisor estaba encendido sin volumen. En las noticias mostraban un hecho ocurrido en “La Torre” de La Fundación Refundar , un extraño suceso no dilucidado por las fuerzas de seguridad de La OCS. Marcos se encontraba afuera fumando.
En el Distrito norte de “La Segunda”, la noche se iluminaba desde el río en cada relámpago junto a truenos estremecedores que sobresaltaban aún más a Mariana, ella ya lo sabía y temblaba al pensar en tener que decirle a su esposo lo ocurrido. Traté de calmarla, no dejaba de mirar por el gran ventanal del living-room.
El sonido del aeromóvil hizo estremecer a Mariana y me tomó del brazo. Cuando Luis atravesó la puerta de entrada no hizo falta decir nada.
—¿Que van a contarme…, lo que ya sé? —nos dijo con los ojos vidriosos mientras colgaba su paraguas en el perchero.
Había escuchado las noticias y sabía que yo estaba en el caso. No me salía ni una puta palabra. Solo el silencio incómodo de saber que su ahijada ya no estaba entre nosotros.
—Lo siento Luis…—le contesté débilmente.
—¿Su ex-pareja fue el tercero no?… ¿y no lo hicieron publico?—me preguntó— ¿cómo se llamaba…, Mario?¿Romerito le decían?
—Si, estábamos en plena investigacion—le dije bajando la mirada.
Carla lo había conocido en la Moderna Agrotécnica de Casilda , juntos planeaban su vida en el campo, armar una chacra y vivir en el paraíso. Mario consideraba que es una obligación del hombre de campo producir alimentos sanos y vociferaba siempre por las consecuencias que tenía el uso de todos esos químicos.
Mario Romero siempre estaba al centro de la lucha y en las tapas de los diarios. La organización por la defensa de los recursos naturales y por su aprovechamiento comunitario era su vida. Así emprendieron el viaje junto a Carla por la vieja América latina que convirtió a dos universitarios que comenzaron un aventura de placer en dos hermosos “saltimbanquis” dispuestos a cambiar el mundo, a hacerlo más justo.
—¡Esto está muy mal!…—decía Luis frenético y con los ojos ya totalmente lleno de lágrimas—. A esta ciudad la están aniquilando. Cuerpos apareciendo en a plena luz del día…, rebeliones en los Distritos…, un “no atentado” misterioso en La Torre … ¡Y te golpean en lo más bajo, nuestros hijos… se atreven a tanto! ¡Que es lo que quieren! —Mariana corrió a abrazarlo y lo besó. Un nuevo relámpago iluminó la sala, su mirada seguía perdida.
Hacía mucho que no nos veíamos. Allá cuando juró como concejal de Nueva Rosario fue cuando nos despedimos, él sabía que yo no concordaba con algunas cuestiones de “La Liga” en ese momento, insistía que se debía pelear desde adentro.
Luis pertenecía a la “LFL” o “La Liga” , así le decían. El 29 de Junio de 2040, la Liga Federal de la Libertad de Nueva Rosario , postuló la conformación de la ciudad en siete Distritos (denominados Repúblicas en la jerga barrial) y constituyó el Congreso democrático después de la guerrilla.
Así, en el café “La Bastilla” en calle Rioja entre Libertad (ex Sarmiento) y Progreso (ex Mitre) , en donde funcionaba un antiguo ateneo de internacionalistas de antaño, se tejió el proceso. Luis propuso ante sus seguidores la organización política de los Distritos adheridos, con normas fijadas para su autonomía económica, política y comercio exterior con La Orden del cono Sur, pero no aceptó constituir la alcaldía de Nueva Rosario, expuso:
…“Mi autoridad emana de ustedes y ella cesa por vuestra presencia soberana”…
Allí entonces, fue elegido y postulado como alcalde Andrés Maniscalco , quien luchó también en su momento por la autonomía y la soberanía, como tantos otros.
Así se presentaron los proyectos. Los sueños de Luis y de los revolucionarios de “La Liga” empezaban a germinar después de tanta lucha a pesar de las provocaciones y actitudes destituyentes de las oligarquías locales y grupos económicos concentrados que intentaban derrocar las ilusiones de libertad.
Finalmente se llegó a un acuerdo, Nueva Rosario por medio de “elecciones controladas” y con Maniscalco a la cabeza fue constituida como ciudad “no autónoma” . Ahora después de 8 años, de esta suerte estamos.
—Servile algo a este hombre, que debe estar sin comer ni dormir—le indicó Luis a Mariana.
Verlo abatido por la noticia del crimen me dejaba petrificado. Su ahijada era la cuarta víctima y parecía que iba a seguir repitiéndose el mismo patrón. “NI VIVOS, NI DESCENDIENTES” , se leía en las paredes de esta ciudad indolente. Todo lo logrado, después de 8 años, parecía que había comenzado a desgastarse.
Luis tomó asiento junto a la ventana en la penumbra de la sala mientras Mariana me sirvió un café y le acercó otro a Luis para animarlo. En ese instante, otro relámpago junto al sonido de un poderoso estruendo a vidrios resquebrajados iluminó toda la sala. Mariana sintió una punzada muy fuerte en el esternón y juntamente vio como la vajilla estallaba en su mano manchando el frente de su camisa blanca con un tinte marrón rojizo junto a restos de masa encefálica.
Completamente espantada, caía mortalmente herida contemplando la imagen de la cabeza de su marido destrozada por el impacto. El trayecto letal del proyectil golpeó en la pared a centímetros de mi hombro mientras que los dos cuerpos se desplomaron quedando abrazados uno al otro y de rodillas al piso.
—¡Marcos,…Marcos…!—grité desde el living—. ¡Ambulancia urgente!
La muerte de ambos fue instantánea, el tan deseado plan que se escuchaba a voces ocultas de reconquistar Nueva Rosario por parte de La OCS había comenzado a salir a la luz, con toda virulencia y una celeridad pasmosa.