El presidente del Club Atlético Juventud Unida, Eduardo Gasparutti, explicó los motivos de la decisión de no continuar en la Liga Infantil de Fútbol Amateur a partir de 2026, aclaró que ningún chico quedará excluido y defendió un modelo deportivo sustentable, federado y con proyección a largo plazo.
La decisión del Club Atlético Juventud Unida (CAJU) de no continuar participando con sus divisiones infantiles en la Liga Infantil de Fútbol Amateur (LIFA) a partir de 2026 generó una fuerte repercusión en redes sociales y abrió un debate dentro de la comunidad deportiva de Pueblo Esther. Frente a los cuestionamientos y versiones que circularon, el presidente de la institución, Eduardo Gasparutti, explicó en detalle los motivos que llevaron a la comisión directiva a adoptar esta medida y buscó llevar tranquilidad a las familias.
Gasparutti aclaró en primer lugar que la decisión no implica la disolución del fútbol infantil ni la exclusión de ningún chico del club. “Quiero dejar bien claro que no estamos echando, excluyendo ni dejando a ningún chico afuera. El fútbol infantil sigue funcionando, sigue participando y todos los chicos que quieran jugar en Cajú van a tener su lugar”, remarcó, al tiempo que se mostró sorprendido por el nivel de agresividad que encontró en algunos comentarios públicos tras la difusión del comunicado oficial.
El presidente explicó que la determinación es el resultado de un proceso de análisis que se viene dando desde hace tiempo y que responde a una serie de situaciones que, combinadas, volvieron insostenible la continuidad en LIFA. En ese sentido, señaló que el fútbol infantil de CAJU participa actualmente en dos ligas: la Liga Regional del Sud, que es una competencia federada bajo la órbita de la Asociación del Fútbol Argentino, y LIFA, que no está federada. “Esto genera una situación muy injusta para el club, porque muchos chicos entrenan, usan las instalaciones y los recursos de Cajú, pero juegan para otra liga o incluso para otros clubes”, explicó.
A esa realidad se suma una problemática económica estructural. Gasparutti detalló que la cuota mensual de fútbol es de 10 mil pesos y que, de cada diez chicos que participan en LIFA, solo entre dos y tres pagan regularmente. “Con ese nivel de cumplimiento es imposible sostener una estructura deportiva. El club se mantiene con el pago de cuotas, no recibe otra ayuda económica, y así dependemos casi exclusivamente de lo que se recauda los días que jugamos de local”, sostuvo.
La situación se agravó, según indicó, por sanciones aplicadas durante el año que impidieron al club jugar de local en varias oportunidades, lo que significó una pérdida directa de ingresos. “Tuvimos sanciones que nos dejaron sin fechas de local por situaciones disciplinarias, incluso por conflictos entre padres. Eso te quita la posibilidad de recaudar y hace todavía más difícil sostener la competencia”, agregó.
Desde lo deportivo, Gasparutti remarcó que la Liga Regional del Sud ofrece una continuidad formativa que LIFA no tiene, ya que cuenta con infantiles, juveniles, reserva y primera división. “Nuestro proyecto es que el chico pueda empezar a los cinco años y tener la posibilidad de llegar a jugar en primera. En LIFA, cuando terminan las infantiles, muchos chicos quedan sin club y sin competencia”, señaló.
En ese marco, también destacó la importancia de estar federados, no solo desde lo organizativo sino también pensando a futuro. Explicó que el sistema de registro avalado por AFA y FIFA permite que quede asentada toda la trayectoria de un jugador y que, en caso de una transferencia, el club reciba derechos de formación. “No se trata solo de plata, pero es una forma de reconocer el trabajo y la inversión que hace el club durante años. Hoy muchos chicos que pasaron por Cajú y llegaron a primera no dejaron nada a la institución porque no estaban federados”, expresó.
Ante la preocupación de algunas familias por la cantidad de chicos que pasarán a competir en la Liga Regional del Sud, Gasparutti fue contundente: “Ningún chico se va a quedar sin jugar. En la Liga del Sur se pueden presentar hasta 18 jugadores por categoría, a diferencia de LIFA, donde juegan siete y hay pocos cambios. Nuestro objetivo en infantiles no es ganar, es formar personas y jugadores”.
Finalmente, el presidente aseguró que la comisión directiva está abierta al diálogo con las familias que tengan inquietudes, aunque marcó un límite claro. “Estamos dispuestos a hablar con cualquiera, pero no desde la violencia ni la agresión. Ese no es un buen ejemplo para los chicos. El club siempre va a estar abierto al diálogo en buenos términos”, afirmó.
Gasparutti concluyó señalando que la decisión apunta a cuidar la institución, ordenar el proyecto deportivo y garantizar la sustentabilidad del club a largo plazo. “Somos un club de barrio, de pueblo, y nuestra responsabilidad es formar, contener y darle continuidad a los chicos. Esta medida va en ese camino”, cerró.