“El fútbol siempre fue disfrute”: la historia y las reflexiones de César “Chelito” Delgado

El ex futbolista de Rosario Central repasó en diálogo con Garra y Gambeta su infancia en el barrio Las Flores, el camino hasta Primera, su experiencia internacional en México y Francia, el oro olímpico con Bielsa, y sus reflexiones sobre la formación de jóvenes y el retiro. Una charla cargada de recuerdos, enseñanzas y pasión por la pelota.

César “Chelito” Delgado es sinónimo de talento, velocidad y gambetas inolvidables. Pero también es un hombre que aprendió a disfrutar del fútbol desde la niñez en las veredas del barrio Las Flores, en la zona sur de Rosario, hasta los grandes estadios del mundo. En una extensa entrevista con el programa Garra y Gambeta, el ex delantero de Rosario Central, Cruz Azul, Lyon y la Selección Argentina repasó momentos clave de su carrera y dejó mensajes profundos sobre el deporte y la vida.

Recordó que su pasión por la pelota nació en el barrio: “Mis comienzos fueron en Los Amigos, a tres cuadras de mi casa. Toda mi niñez fue jugar en la vereda, en la esquina con los vecinos. Tuve una infancia increíble”.
De esos picados surgieron también otros nombres conocidos como el “Zapo” Encina y Ángel Correa. “En el barrio salieron varios jugadores, algunos llegaron más lejos, otros no tanto, pero todos compartimos esa pasión”, dijo.

Su llegada a Central se dio a los 17 años, una edad poco común en la actualidad. “Me llevó el Pulpo Scalise a probarme. Primero fui a Boca, pero después tuve la chance en Central. Hice una práctica, anduve bien y quedé. Arranqué en quinta división, con Ángel Tulio Zof y Omar Palma que me dieron la oportunidad”, relató.

El Chelito destacó que hoy los clubes buscan chicos cada vez más jóvenes, algo que puede frustrar a quienes llegan más tarde. “Quiero dejar un mensaje: nunca hay que bajar los brazos. Si no es en Central o Newell’s, puede ser en otro club. Lo importante es insistir y también estudiar. El último caso es Alejo Véliz, que llegó con 17 años y hoy es figura. A mí también me pasó”, señaló.

Con emoción, habló de su paso por Cruz Azul, donde se ganó un cariño inmenso: “Más allá de no haber salido campeón, el amor de la gente es enorme. Cada vez que vuelvo me lo hacen sentir. Soy un agradecido porque me hacen feliz como persona”.

Otro capítulo inolvidable fue su participación en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde Argentina conquistó la medalla de oro bajo la conducción de Marcelo Bielsa.
“La experiencia fue maravillosa. Era todo amateurismo: hacer la cama, servirte la comida, convivir con otros atletas. Y a la vez entrenar con grandes como Kily González, Ayala y Heinze. Bielsa me marcó muchísimo, como también Russo y Menotti. Aprendí de todos, pero Bielsa dejó una huella muy grande”, remarcó.

Después de México, llegó su paso por Francia. “Ir al Lyon fue un sueño porque quería jugar la Champions. Al principio me costó mucho: el idioma, el frío, lo físico. Me llevó casi un año adaptarme, pero no bajé los brazos y logré jugar la Champions, salir campeón local y ganar la Copa de Francia. Fue durísimo en lo personal y familiar, por eso luego regresamos a Monterrey”, contó.

El clásico y el regreso a Central

Sobre su experiencia en los clásicos rosarinos, recordó que lo vivía con calma: “En la semana uno se imagina el partido, pero cuando rueda la pelota estás 100% concentrado. De hincha lo sufro mucho más que como jugador”.

También analizó su regreso a Central en 2015: “Volví en el momento que tenía que volver. Con el Chacho Coudet como técnico peleamos todo. Más allá de las expectativas, no me arrepiento. Mi hijo y mi familia me vieron jugar en Central, eso para mí es invaluable”.

Admitió que no se preparó para el retiro. “Sabía que se iba a terminar, pero no estaba listo. En Central la presión fue grande, después jugué en Central Córdoba y disfruté, hasta que un día en invierno dije ‘ya está, hace mucho frío para entrenar’ y se terminó. Fue un cierre natural”.

Finalmente, dejó un mensaje a los padres: “No presionen a los chicos para que sean lo que uno no pudo ser. Que disfruten jugar a la pelota, que sean libres en la cancha. La presión tiene que estar en que estudien, no en que sean Messi o Maradona”.

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