En una extensa conversación en Garra y Gambeta, el psicólogo deportivo Esteban Gerbino ofreció una mirada profunda y sin rodeos sobre la realidad emocional de los deportistas, el rol creciente de la psicología en el rendimiento y los desafíos que atraviesan tanto jóvenes como profesionales en un contexto de alta presión, meritocracia y exigencia permanente.
Esteban Gerbino, formado en la Universidad Nacional de Rosario, trabaja actualmente en el Club Porvenir Talleres de Villa Constitución trabajando con la primera división y realiza prácticas deportivas en Adiur de Rosario. También atiende deportistas en sesiones individuales virtuales, donde —según afirma— es donde más rápido pueden verse los resultados. “La psicología deportiva no es una receta ni un manual que uno baja a alguien. Es construcción, acompañamiento, escucha. Y se hace en superficies irregulares”, explicó, citando a Santiago López Pacucci, psicólogo de Rosario Central.
Una disciplina en crecimiento que deja de ser “rara”
Durante la entrevista, Esteban remarcó que la psicología deportiva dejó de ser una rareza reservada para los planteles profesionales. “Cada vez se implementa más. Quienes estamos en esta camada venimos poniendo el cuerpo para construir un campo que antes no existía”, señaló.
A diferencia del coaching —con el que muchas veces se la confunde—, el psicólogo deportivo trabaja desde un marco clínico, subjetivo y formativo. “No es lo mismo. La psicología abarca la salud mental de otra manera. Yo entiendo mi trabajo desde lo complejo, desde el acompañamiento integral”, aclaró.
Trabajo individual y grupal
Destacó que su intervención no se limita al consultorio. “A veces un espacio terapéutico es caminar unos metros hacia la cancha con un jugador que necesita hablar antes de entrar. No es el mismo encuadre que un consultorio, pero también es psicología”, explicó.
En los clubes trabaja con deportistas, cuerpos técnicos y entrenadores: “Todos están incluidos. Trabajo mucho desde la educación, lo teórico y lo práctico. Es un equipo”.
La frustración: el problema más frecuente en adolescentes
Consultado sobre los motivos de consulta más habituales, fue contundente: “La frustración es lo que más aparece en los preadolescentes. Impresionante”.
El profesional vincula este fenómeno a una cultura basada en la inmediatez y la meritocracia:
“Vivimos en una sociedad donde el valor está puesto en el tener. Las redes sociales te imponen ideales inalcanzables. Si nunca se alcanzan, la frustración está siempre”.
Éxito, fracaso y el proceso: la enseñanza que dejó Bielsa
Al reflexionar sobre el impacto emocional de ganar o perder, Esteban Gerbino se detuvo en un concepto clave: la construcción del proceso.
“Bielsa lo explica muy bien: más allá del resultado, lo importante es lo que pasó en el medio. Qué aprendiste, cuánto creciste. Eso es lo que te hace mejor”.
Para él, el gran desafío del deporte actual es que la angustia del fracaso aparece temprano y con mucha fuerza: “La inmediatez arrasa. Los chicos quieren todo ahora y ya”.
Competencia, comparación y el “miedo a perder”
Uno de los puntos más profundos de la charla fue cómo trabaja la competencia interna entre compañeros, sobre todo cuando dos o tres jugadores disputan el mismo puesto.
“Si yo tengo miedo a perder, no crezco. Uso siempre lo que ya sé para no arriesgar, porque si pierdo creo que soy el peor. La comparación te come vivo”, explicó.
En contraposición, promueve un enfoque orientado a la ejecución y no al resultado:
“Si digo ‘voy a tirar tres buenos globos’, si lo hago bien, gané igual aunque pierda el partido. A la larga eso te hace crecer”.
Esteban insiste en recuperar “el orgullo por la propia idea física”: “Uno es su propia medida. No tiene sentido querer que un compañero se lesione para jugar. En el deporte puede pasar que alguien sin nada tenga un momento de reconocimiento único. Ese orgullo no te lo saca nadie”.
Presión, elite y disfrute: ¿es posible pasarla bien?
Consultado sobre si en el alto rendimiento aún existe la posibilidad de disfrutar, Gerbino no lo duda:
“Sí, claro que se puede. Pero la presión es enorme. El cuerpo pasa factura. Son dinámicas muy pesadas. Hay frustraciones constantes”.
Puso como ejemplo los deportes con tiempos mínimos:
“Un 50 metros libre en natación dura segundos. Todo ese entrenamiento para unos instantes. Es heavy”.
La cabeza en el rendimiento: lesiones, miedo, decisiones
Gerbino afirmó con contundencia que el factor mental está totalmente ligado al desempeño físico:
“La cabeza juega todo. Las lesiones, el miedo, la presión, la injusticia… todo eso se elabora. Se trabaja”.
Recordó casos como el de Gonzalo Montiel, quien preparó psicológicamente la ejecución del penal en la final del Mundial: “Eso no ocurre por casualidad. Se entrena”.
La presión sobre los talentos jóvenes
La entrevista cerró con una reflexión sobre los chicos seleccionados desde muy pequeños para saltar categorías o entrenar con primera.
Para Esteban Gerbino, la clave está en acompañar sin inflar expectativas irreales: “Los pibes viven presiones enormes. Y ahí es donde más necesario es el trabajo psicológico. Empezar temprano ayuda a que entiendan que no todo es ganar o perder”.