Alimentación saludable en mascotas: claves para una nutrición equilibrada y adaptada a cada animal

La médica veterinaria Ornella Rubino brindó un detallado análisis sobre los cambios en los hábitos alimentarios de perros y gatos, las alternativas al alimento balanceado seco, y la importancia de una dieta natural supervisada.

En el marco de una nueva columna sobre salud animal, la médica veterinaria Ornella Rubino abordó uno de los temas más relevantes y en crecimiento dentro del cuidado de las mascotas: la alimentación saludable en perros y gatos. La profesional, con consultorio en General Lagos y especializada en nutrición natural, explicó que actualmente se está produciendo un cambio de paradigma respecto a lo que tradicionalmente se consideraba la única opción nutricional adecuada: el alimento balanceado seco.

Según Rubino, si bien el alimento balanceado resulta práctico y efectivo para evitar deficiencias nutricionales, se trata de un producto ultraprocesado, deshidratado y cargado de aditivos. “Compararlo con una dieta humana basada en productos procesados puede ayudarnos a entender que, si bien es funcional, no siempre es la opción más saludable a largo plazo”, señaló. En este contexto, se abren paso nuevas alternativas como las dietas naturales, que pueden ser cocidas o crudas, adaptadas al perfil de cada animal.

Dietas naturales: ¿qué considerar?

Rubino explicó que no todos los animales toleran o se adaptan de igual manera a un cambio de alimentación, por lo que recomienda una transición gradual, siempre bajo supervisión profesional. “Es fundamental evaluar la tolerancia individual de cada mascota a los alimentos nuevos y hacerlo de forma progresiva”, indicó.

Entre las formas de mejorar la alimentación sin abandonar completamente el alimento balanceado, se sugiere complementarlo con ingredientes naturales, priorizando aquellos de origen animal como carnes magras y huevos, y evitando el agregado de hidratos de carbono como arroz, fideos o polenta, que ya están presentes en gran cantidad en los balanceados y pueden contribuir al sobrepeso.

En cuanto a las verduras, deben ser cocidas para facilitar su digestión. Las más comunes y bien toleradas son calabaza, zanahoria, zucchini, zapallito y berenjena cocida. En todos los casos, el consejo es incorporar los alimentos nuevos de a poco, observando cómo responde cada animal.

El caso de los gatos y su “neofobia”

Los gatos, explicó la veterinaria, presentan lo que en medicina veterinaria se denomina “neofobia”, es decir, temor a los alimentos nuevos. Esto responde a mecanismos ancestrales de supervivencia, y hace que muchas veces rechacen cualquier modificación en su dieta habitual. “Están adaptados a comer siempre lo mismo, porque eso para ellos es seguro”, explicó.

En ese marco, se utilizan estrategias para introducir cambios de forma paulatina, por ejemplo, mezclar alimentos nuevos con otros que les resultan muy atractivos, como el atún, que suele tener una gran aceptación por su olor fuerte y contenido graso.

¿Leche, yogurt, agua de la canilla?

Consultada sobre la leche, Rubino explicó que si bien no es peligrosa en sí misma, su tolerancia varía según el animal. “Con el crecimiento, tanto en humanos como en animales, se pierde la enzima que digiere la lactosa, por lo que en muchos casos puede producir diarrea”, dijo. Por su parte, el yogur natural sin azúcar puede ser beneficioso como fuente de probióticos.

Respecto al agua, recomendó cambiarla diariamente, y si es posible, evitar el agua con altos niveles de cloro o minerales, ya que puede afectar la flora intestinal. En cuanto al material de los recipientes, sugirió preferir cerámica antes que plástico, que puede acumular bacterias.

Dietas crudas y huesos: lo que hay que saber

Una de las opciones más en auge son las dietas naturales crudas, conocidas como BARF o alimentación fisiológica. Estas incluyen carnes, vísceras, vegetales y huesos carnosos en proporciones calculadas según el peso del animal. Sin embargo, Rubino advirtió que deben ser aplicadas con conocimiento y supervisión profesional, debido a los riesgos que implica una dieta mal balanceada.

Las carnes crudas deben ser previamente congeladas (72 horas en el caso de pollo y vaca, 15 días para cerdo) para eliminar parásitos. Los huesos pueden formar parte de la dieta, siempre y cuando el animal esté adaptado a este tipo de alimentación. En animales que consumen alimento balanceado seco, el pH gástrico es distinto y no se recomienda incorporar huesos sin una adecuada transición.

Para la higiene bucal, sugirió los huesos recreativos: grandes, crudos, de vaca, que no puedan ser tragados y se entreguen sólo por un tiempo limitado bajo supervisión, dos o tres veces por semana.

Snacks procesados: ¿sirven?

En cuanto a los snacks comerciales procesados, Rubino fue clara: “No cumplen una función nutricional real y no reemplazan la higiene bucal natural que se logra con huesos o estructuras duras que los animales mastican”. Para la profesional, se trata más bien de un producto pensado para el humano que para el animal.

Problemas de sobrepeso y alimentación

Sobre el creciente sobrepeso en mascotas, especialmente en gatos que viven en departamentos, explicó que responde a varios factores: alimentación con alto contenido de hidratos, falta de actividad física y la asociación equivocada entre demanda y hambre. En muchos casos, el cambio a una dieta natural controlada permite una reducción de peso más efectiva que los alimentos “light”, que muchas veces mantienen la misma carga calórica por su alto contenido de hidratos de carbono.

Por último, recomendó medir el volumen de alimento que se les da y evitar dejar el plato lleno todo el día, ya que esto complica el control y puede favorecer la obesidad.

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