“El arte como refugio y puente”: Virginia Lingiardi presenta El Príncipe Guerrero en Pueblo Esther

La autora e ilustradora rosarina Virginia Lingiardi visitará Pueblo Esther este sábado para compartir su libro El Príncipe Guerrero, una obra para infancias que nació de una experiencia personal conmovedora. En diálogo con la columna de Indómita Libros, conducida por Diana Lucas, habló sobre su proceso creativo, su vínculo con el dibujo y la lectura, y la importancia de abrir diálogos a través de la ficción.

“A veces las ideas me aparecen, me insisten, me buscan… y si no les doy bola, me siguen molestando hasta que las dibujo o escribo”, confiesa Virginia Lingiardi con una mezcla de humor y honestidad que atraviesa toda la charla. Este viernes fue la invitada especial de la columna Indómita Libros, el espacio que cada semana conduce Diana Lucas por Radio Enlace, y donde se celebra el amor por la lectura desde una mirada sensible, accesible y con fuerte anclaje local.

Virginia llega a Pueblo Esther para presentar El Príncipe Guerrero, una obra que a primera vista puede parecer solo un cuento ilustrado para infancias, pero que encierra un trasfondo profundamente emocional. Lo escribió e ilustró durante uno de los momentos más desafiantes de su vida: el nacimiento de su hija en plena pandemia, seguido apenas diez días después por el diagnóstico de leucemia de su hijo de seis años. “No me alcanzaban las palabras para contar lo que nos estaba pasando, y necesité recurrir al dibujo, a la ficción, a los personajes fantásticos… era la única forma que encontré de procesar ese dolor”.

El resultado fue un relato conmovedor y poético, donde el juego con lo mágico permite abordar temas complejos desde un lenguaje simbólico. “Aunque está pensado para niños, El Príncipe Guerrero tiene un guiño para nosotros, los adultos”, explica la autora, y quienes ya leyeron el libro coinciden en que es una obra que trasciende las edades.

Pero Virginia no es solo autora. También es mamá de dos niños, licenciada en Administración de Empresas y trabaja en una gran compañía facilitando procesos de equipo. “Parece que no tuviera nada que ver con lo literario”, dice entre risas, “pero en realidad todo se conecta. Trabajo con personas, y cuando querés generar diálogo o construir colectivamente, muchas veces necesitás recursos simbólicos. Para mí, los libros cumplen esa función”.

Así fue como, casi por necesidad práctica, comenzó a dibujar en sus reuniones de trabajo. “A veces, cuando no se ponían de acuerdo, yo dibujaba algo simple para destrabar la conversación. Ahí empecé a darme cuenta que el dibujo tiene una potencia enorme, que comunica, que conecta. Y aunque mis dibujos son muy básicos, sin pretensiones estéticas, logran transmitir lo que quiero decir. Me gusta más que tengan una mano con seis dedos, si eso ayuda a expresar una emoción”.

La conexión con el arte no vino desde la formación académica, sino desde una búsqueda vital, intuitiva. “Probablemente el dibujo y la literatura tocaron una puerta que ya estaba en mí. Se abrieron cuando más lo necesitaba”. Ese tránsito emocional, esa urgencia por contar lo que no podía ser dicho de otra manera, fue el motor de su primer libro, publicado por una editorial en España y actualmente utilizado por mediadores de lectura y docentes en aulas de primera infancia.

Durante la entrevista, Diana Lucas rescató también el valor de compartir estos relatos en comunidad. El Príncipe Guerrero se suma a una corriente de literatura que propone nuevos modos de acompañar a las infancias, desde la sensibilidad y la apertura. “Los libros son portales”, dice Virginia. “Nos transportan a otros mundos. Y cuando volvemos de esos viajes, lo hacemos con más preguntas, con más herramientas para comprender”.

La cita será este sábado a las 15:30 en El Druida (Libertad 1710), con entrada libre y gratuita. Habrá una ronda de lectura con Virginia, espacio de libros del tráiler de Indómita Libros, buffet casero y saludable, y también la participación de Río Tienda Móvil con propuestas de indumentaria para infancias. “Si llueve, nos metemos adentro y será igual de mágico”, anticipan desde la organización.

Para quienes aman leer, crear o simplemente compartir una tarde distinta, la invitación está abierta. Y como dijo la propia autora: “No hace falta ser Picasso para dibujar ni Borges para escribir. Basta con escuchar esas ideas que nos insisten y darnos permiso para expresarlas”.

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