Dialogamos con Leda Berlusconi acerca de su libro “Bolivia, el Che y una historia no contada”, que gira en torno al encuentro entre Luis Mattini, ex dirigente del PRT-ERP, y Rubén Sánchez Valdivia, un militar boliviano que participó en la captura del Che Guevara y posteriormente se unió a organizaciones revolucionarias en su país.
“A partir de una investigación, descubrí la historia de Rubén Sánchez, y me interesó mucho. La persona con la que estaba trabajando, Luis Mattini, me pidió que lo ayudara a encontrarlo. Viajamos a Bolivia y nos reunimos con él en Cochabamba. Fuimos para reconstruir la historia del PRT-ERP, pero nos encontramos con otras experiencias vividas por Rubén y logramos entrevistarlo durante un largo rato”, relató la autora sobre la génesis del libro.
Rubén Sánchez pertenecía al ejército regular de Bolivia en los años 60, era un oficial de las Fuerzas Armadas, y le asignaron la tarea de buscar a los “bandidos” que operaban en la zona del Cañadón de Ñancahuazú.
“Es una zona rica de Bolivia, con mucha vegetación, buen clima, lluvias abundantes y ríos. A diferencia del altiplano, en esa región es posible sembrar. A pesar de que ahora la zona está más despoblada, sigue siendo compleja para ingresar, por lo que solo el ejército tenía acceso”, explicó Berlusconi. Sánchez descubrió que los supuestos bandidos no eran traficantes ni delincuentes rurales, sino hombres del Che Guevara. Al observar la situación, reportó a sus superiores que lo que había allí era un campamento de la guerrilla del Che.
En su libro, Leda replantea el verdadero objetivo del Che Guevara en Bolivia. Según la autora, el objetivo no era crear un foco de guerrilla, sino establecer una escuela de formación de combatientes para toda América del Sur:
“El Che no vino a Bolivia a iniciar una guerra de guerrillas, sino a organizar un lugar desde donde formar cuadros. Toda mi vida creí que el Che había ido a hacer la revolución, pero Sánchez me cuestiona esa visión. Él tiene elementos concretos para defender su idea, ya que estuvo con el Che en ese momento. Rubén fue capturado por el Che en una emboscada y antes de eso había recorrido el campamento, percibiendo lo que allí ocurría. Me explicó que estaban armando una escuela de cuadros, y que no había intención de pelear”, comentó Leda.
Incluso cuando compraron una finca, Bolivia todavía tenía un gobierno afín a Cuba. “El Che quería hacer una revolución, pero entendió que no era a través de la guerrilla como debía construirse ese ‘hombre nuevo’. Priorizó la soberanía alimentaria en el campamento, mandando años antes a un grupo a sembrar maíz, trabajar la tierra en terrazas, y criar cabras y pollos. Cuando llegó, ya había maíz listo para comer”, explicó Berlusconi.
En contraste con el modelo cubano, que se centró en el monocultivo del azúcar, el Che desarrolló una visión diferente durante ese periodo. “Cuba siempre defendió el monocultivo, dejando de lado la producción de alimentos esenciales como leche, arroz o vegetales. Sin embargo, en sus viajes y en su experiencia en Bolivia, el Che tuvo un cambio de perspectiva. Esta interpretación subjetiva nos muestra otra faceta del guerrillero heroico, que a menudo queda encapsulada en una imagen más limitada”, concluyó la autora.