Desde sus inicios en el periodismo deportivo hasta su consolidación como entrenador, Cristian Ragusa compartió su trayectoria, sus experiencias y su mirada sobre el rol del director técnico en el fútbol regional. En una charla íntima, el actual DT de Libertad habló de formación, trabajo en equipo y los desafíos de dirigir en ligas locales.
En una nueva edición del programa Garra y Gambeta por FM 102.3 Radio Enlace, el invitado fue Cristian “Tano” Ragusa, un nombre muy conocido en el fútbol local, tanto por su experiencia como jugador como por su presente en la dirección técnica. Con un estilo cercano y reflexivo, Ragusa recorrió junto al equipo de la radio su historia personal, sus inicios en el periodismo deportivo, su paso por distintas instituciones y su presente como DT de la primera división del Club Libertad de General Lagos.
El “Tano” recordó sus primeros pasos en el mundo de los medios, cuando luego de estudiar periodismo en ISEF 18 trabajó en Radio 2 y en una FM local cubriendo el fútbol de la Liga Rosarina. “En esa época no había celulares. Íbamos a la casa del presidente del club para dar el resultado del primer tiempo por teléfono fijo. Era otro mundo”, relató entre risas. También editaban una revista llamada Minuto 90, dedicada al fútbol regional. “Fue una etapa hermosa. Aprendí mucho y me conecté con lo que más me gusta: el fútbol de base, el que se vive en los barrios”, sostuvo.

Como jugador, Cristian Ragusa transitó clubes como Tiro Suizo, Renato Cesarini y Lavalle, donde jugó varios años en la primera división. Luego, su amor por el deporte lo llevó al terreno de la formación: realizó la carrera de director técnico en el ISEF 18 y actualmente cursa el tercer año de la Licencia PRO en ADFA Rosario, lo que le permitirá dirigir a nivel internacional.
Para Ragusa, ser DT “no es solo armar un equipo y decidir quién entra y quién sale”. “Tenés que ser psicólogo, papá, consejero. Estás formando personas además de jugadores. Y tenés que conocer el entorno, la realidad de cada uno”, explicó. “Siempre recomiendo hacer la carrera completa de entrenador. No es un curso de seis meses, son tres años de estudio con materias como pedagogía, psicología, oratoria, técnica y táctica”, añadió.
Actualmente, dirige la primera del Club Libertad de General Lagos, equipo con el que inició un nuevo ciclo a mediados de año. “Cuando llegué, vi un club con estructura, con ganas, con una dirigencia que apoya. Eso es fundamental. Por ejemplo, tenemos acceso al quincho, un televisor de 54 pulgadas, filmamos los partidos y hacemos análisis de video con mi ayudante, Genaro Bianchini, que se está especializando en videoanálisis. Todo eso suma al trabajo”, destacó.

Durante la entrevista, también reflexionó sobre las diferencias entre dirigir en clubes con y sin recursos. “La infraestructura influye muchísimo. No es lo mismo entrenar con materiales adecuados, en un espacio cubierto cuando llueve, que hacerlo sin lo mínimo. Pero igual, siempre hay que buscar la forma de entrenar. No hay excusas”, afirmó.
Consultado sobre los desafíos actuales del fútbol formativo, Ragusa puso el foco en la presión que reciben los chicos desde muy pequeños. “Hoy vienen a ver jugadores de 12 o 13 años, incluso antes. Hacen seguimiento, se fijan en el entorno, en la familia. Es fuerte. Por eso hay que ser muy cuidadosos. Y también con el entorno: no puede ser que los padres insulten desde afuera. El fútbol es formación, no negocio”, remarcó.
Sobre lo táctico, sostuvo que si bien se plantea una estructura de juego, lo importante es la versatilidad. “El fútbol cambió, es dinámico. Lo importante es adaptarse al plantel que uno tiene. No sirve copiar y pegar. El equipo tiene que reflejar lo que puede hacer con los jugadores que tiene. Y siempre con trabajo, porque a la suerte hay que ayudarla con laburo”.
Finalmente, dejó un mensaje claro para quienes se inician en este camino: “Lo más importante es la pasión, la formación y el respeto por el juego y por las personas. Un técnico no solo enseña fútbol, también tiene que construir vínculos, valores y procesos. Y eso lleva tiempo”.
Con un tono apasionado, humilde y comprometido, Ragusa dejó en claro que su rol va más allá del banco de suplentes. Es parte de una generación de entrenadores que entiende el fútbol como una herramienta de transformación, identidad y aprendizaje colectivo.
Nota completa:
