Derecho: Libertad, liberalismo y libertarismo

¿Qué pasa con los derechos y su defensa en un sistema anárquico-capitalista? En esta nota, la Abogada Corina Scocco Messina desarrolla una respuesta imprescindible para los tiempos que corren.

El libertarismo es una filosofía económica y política, o más bien, anti política. A diferencia del liberalismo clásico que puso énfasis en garantizar la propiedad privada del individuo, como freno a la arremetida del Estado contra ella, el Libertarismo en cambio considera al Estado innecesario, inmoral e ineficiente, requiriendo que su intervención en la vida de los individuos sea mínima, por eso se promueve el retiro del Estado.

Es un sistema anárquico capitalista, porque paralelamente al rechazo del Estado pone el sello en el sector privado y empresarial, siendo quienes deben ofrecer todos aquellos servicios que “ilegítimamente” se encuentran en el ámbito del Estado (incluyendo seguridad, defensa y justicia). Es decir no niega la necesidad de esos órganos, sino que sostiene que debe ofrecerse en el mercado, y que voluntariamente el individuo se transforme en cliente de esos servicios, si así lo desea y necesita, y claro está, si lo puede pagar. Concretamente, sería una empresa privada quien brinda el servicio de justicia, desapareciendo los tribunales civiles y penales.

Qué pasa con los derechos y su defensa en este sistema? Como los derechos son pre existentes al Estado, e independientes a él, no se necesita del mismo ni para definirlo ni para protegerlo, pues “la mano invisible” por sus propios medios iría acomodando todo: recordemos que el hito de esta teoría es la propiedad privada, por eso se considera, que a partir de ella el derecho de defensa es una prolongación de aquel. Siendo posible claramente, la justicia por mano propia. 

Claro está que la doctrina libertaria es opositora a los derechos sociales, que son aquellos que imponen al Estado la obligación de garantizar el acceso gratuito y universal a ciertas prestaciones, porque coactivamente impone obligaciones a la otra parte (Ej: el acceso a la educación de manera gratuita y universal, impone al Estado ciertas obligaciones para cumplir con esa prestación; con la salud pública pasa lo mismo). De acuerdo a esta teoría mientras más extensos sean los derechos sociales, menos libertad tendrá el individuo.

No hay que caer en el error de creer que el pensamiento libertario protege el derecho de una Nación, pues sólo el protege el derecho de algunos pocos ciudadanos, quien tiene una propiedad, ante el avance del Estado. A diferencia de la idea de empoderar al más débil a través del y los derechos, para los libertarios cualquier acción estatal con fines distributivos es potencialmente inmoral, por eso la salud pública, la educación, la justicia, la seguridad social y la infraestructura, no entran en su agenda.

No debemos confundir: el modelo liberal permitió a las sociedades ser más libres y más estables, poniendo límites a la injerencia del Estado, pero con un Estado en fin, potenciando la libertad económica individual (o empresarial) pero a la vez con un Estado capaz de acompañar ese crecimiento con obras de infraestructura y a su vez resguardando los derechos de los individuos, y abriéndose a los derechos de las nuevas generaciones, como lo son los Derechos sociales, que se defienden de manera colectiva.