Paulina Chiuchi, una joven escritora de Pueblo Esther que nos invita a imaginar “La guerra agridulce”

Con solo 12 años, Pauli forma parte del Club de Lectores y Escritores “Esther Inspirado”. Alegre, curiosa y fanática de River, presentó su cuento “La guerra agridulce”, una historia que combina humor, fantasía y un mensaje sobre la convivencia entre las diferencias.

El sábado 18 de octubre, el espacio cultural El Druida fue el escenario del segundo encuentro de “Esther Inspirado”, una propuesta organizada por Radio Enlace e Indómita Libros, que busca visibilizar a las infancias y juventudes de Pueblo Esther a través de la literatura.

Entre las jóvenes escritoras que compartieron sus obras se destacó Paulina Chiuchi, una niña de 12 años que cursa sus estudios en la Escuela José Hernández y que, con gran entusiasmo, presentó su cuento “La guerra agridulce”.

Pauli se describe así:

“Soy alegre, me gusta jugar al fútbol —hace tres años que juego en el Club Libertad de General Lagos— y soy gran fanática de River Plate. Desde muy pequeña me encantaba leer y también inventar historias. Me gustan los cuentos de misterio y terror, también la música y las manualidades. A futuro me gustaría mucho ser escritora. Y lo más importante: tengo un muy lindo grupo de amigos y amigas con los y las que comparto muchas actividades y bellos momentos.”

Su relato, “La guerra agridulce”, nos lleva a un mundo imaginario donde dos reinos —el Salado y el Dulce— descubren que, pese a sus diferencias, la unión puede dar origen a algo nuevo y mejor. Una historia divertida y reflexiva que habla sobre el equilibrio, la convivencia y el poder de aprender del otro.

“La guerra agridulce” en el reino Dulce. El comienzo

Por Paulina Chiuchi


Hace mucho tiempo en Comilandia existían dos reinos, el reino Salado y el reino Dulce. Entre ellos había muchas diferencias, el Salado era cruel, celoso, seco y sus habitantes siempre querían lo mejor para ellos. En cambio el Dulce era tierno, amable, irritable pero dulce como su propio nombre. Aunque tenía un carácter muy oscuro cuando se enojaba.
Los reinos peleaban mucho, entonces de vez en cuando había disturbios. Luego de tantas peleas y discusiones Comilandia no aguantaba más, entonces pusieron una barrera de magia oscura entre los reinos para evitar la guerra. A pesar de la magia y el poder que cada uno tenía, ninguno se animaba a entrar.
Después de años pensando en recetas saladas para ganarle al reino Dulce por poder y de a poco apropiarse de toda Comilandia, fueron surgiendo ideas: primero crearon la hamburguesa, pero era muy poco para un mundo tan grande, entonces crearon las papas fritas, pero tampoco fue suficiente. Luego llegó el sándwich, pero no les alcanzaba para tener el poder que ellos necesitaban. Sin embargo, un día se les ocurrió el invento que dejaría de lado sus preocupaciones: “la pizza”.
Ésta era un solo círculo de masa, con muchos ingredientes encima. Pronto la noticia llegó a oídos de los distintos reinos, quienes se preocuparon por este gran invento del reino Salado.
-¿Qué vamos a hacer? ¡Nos destrozarán!- exclamaron los reinos vecinos. Ante tanto alboroto el reino Salado declaró la guerra al reino Dulce, que por se éste el más débil del lugar.
Si bien el reino Salado tenía suficiente poder para derrotarlos con su nueva creación, su mayor deseo era lograr el poder mundial.
Después de batallas interminables, los reinos se terminaron fusionando y descubriendo un nuevo sabor, este se llamaba agridulce. Era un sabor muy extraño, que combinaba los dos sabores. Además el reino Salado aprendió del Dulce y el reino Dulce aprendió del Salado dejando lugar a una localidad llamada Agridulce y en la cual se crearon nuevas recetas.