Pueblo Esther, reconocido por su belleza natural y su desarrollo turístico, enfrenta una preocupante problemática ambiental que afecta a los vecinos del barrio Solares del Sur. Detrás de los paisajes idílicos y la promoción del “mini turismo”, una realidad mucho más oscura golpea a una parte de la comunidad: olores nauseabundos, descargas clandestinas y la aparente indiferencia de las autoridades.
Los habitantes de Solares del Sur han denunciado reiteradamente la presencia de olores insoportables provenientes del arroyo Frías. Estas emanaciones, con características cloacales y posiblemente químicas, afectan gravemente la calidad de vida del barrio. “Desde hace aproximadamente tres años venimos sufriendo este problema, pero en el último tiempo se han incrementado los olores”, afirman los vecinos. A pesar de los reclamos ante el municipio, el consejo y el Ministerio de Ambiente, hasta el momento no han recibido ninguna respuesta efectiva.
La situación no es nueva. De hecho, según testimonios recabados, ya en los años 2002 y 2003 se realizaron presentaciones formales ante el Ministerio del Medio Ambiente, en aquel entonces impulsadas por la vecinal Oroño. “Las respuestas que nos dieron fueron vagas, nunca se llegó a una solución concreta”, explican.

Testimonios de los vecinos: “Es imposible vivir así”
Los relatos de quienes padecen día a día esta situación son contundentes. “A partir de septiembre, a las nueve de la noche comienzan los olores fuertes, densos, y generan picazón en la boca y lagrimeo. En algunas madrugadas, nos hemos despertado por el olor, para que se den una idea de la intensidad”, describe una vecina.
“Nos vemos obligados a cerrar ventanas y hasta a usar barbijos dentro de nuestras propias casas”, agrega. Según indican, los olores se repiten de dos a tres veces por semana y persisten incluso dentro de los hogares, aun después de que la brisa los disipe del ambiente.
Otro vecino comenta la preocupación respecto al agua de consumo. “Todavía hay mucha gente que consume agua de pozo, y las napas deben estar contaminadas. Cuando se deja un vaso de agua reposando, se observa un zarro en el fondo. No sabemos si es potable o no, pero confiable no es”.
Las denuncias que nadie responde
A pesar de los constantes reclamos, el silencio de las autoridades es absoluto. “Hemos presentado notas al municipio, al consejo, al Ministerio de Ambiente y a empresas privadas cercanas, pero no tenemos respuestas”, aseguran los vecinos. “Fuimos al Tribunal de Faltas, al CAU y hasta pedimos a los bomberos que vinieran a medir los gases. Hicimos denuncias ante la Defensoría del Pueblo, pero nadie nos informó qué pasó con esas mediciones”.
Uno de los entrevistados resume el sentimiento general: “Uno va y presenta notas, diez notas, veinte notas. En la municipalidad te la sellan, te la firman, y cuando volvés a preguntar, te dicen ‘no tenemos respuesta’. Parece que a nadie le importa nada”.
Los niños, los más afectados
La situación es especialmente alarmante por la cercanía del foco de contaminación con un playón deportivo donde juegan niños todos los días. “A escasos metros de este desastre ambiental está el polideportivo municipal, pensado para el futuro de nuestros chicos. Pero, lamentablemente, sus pulmones están aspirando estos olores constantemente”, advierte un vecino.
Mientras se realizaban las entrevistas, una oleada de olor repentino interrumpió la conversación. “Perdón, pero no lo pude evitar, el olor es nauseabundo”, expresó el periodista en medio de la cobertura. “Es imposible vivir con esto todos los días”.

Un problema que apunta al Parque Industrial y a un basural clandestino
Uno de los focos de contaminación que los vecinos señalan está en el Parque Industrial de Alvear, ubicado en las inmediaciones. “Desde que el Parque Industrial comenzó a funcionar a pleno tras la pandemia, esto se agravó. Hay actividad industrial muy fuerte en la zona y también un basural”, afirman.
Según denuncian, las descargas al arroyo Frías parecen haber aumentado y la falta de controles es evidente. “La respuesta la tiene que dar el gobierno, sea municipal, provincial o nacional. Nosotros hicimos nuestro reclamo formalmente, pero no han venido a evaluar, no han llevado testigos, ni han publicado informes. Todo quedó en la nada”.
Un llamado urgente a las autoridades
Los vecinos de Solares del Sur exigen una solución urgente. “Necesitamos que alguien tome cartas en el asunto. No podemos seguir viviendo así, con nuestras casas invadidas por olores químicos y cloacales, con nuestros hijos jugando al lado de un foco de contaminación”, insisten.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿tendrán que recurrir a cortes de ruta u otras medidas más drásticas para ser escuchados? “Parece que golpeamos en la puerta equivocada”, concluyen con resignación.
El problema del arroyo Frías sigue latente, y la incertidumbre crece. Mientras tanto, los habitantes de Solares del Sur siguen esperando respuestas que, hasta ahora, no han llegado.
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