“Sin conducción política clara, no hay sistema de salud que resista”

En el cierre del ciclo anual del programa Ida y Vuelta, conducido por Corina Scocco, el invitado fue el Dr. Juan Carlos Singereisky, quien transita los días previos a asumir formalmente su banca en el Concejo Municipal de Pueblo Esther. Con su estilo frontal y sin atajos, el médico y dirigente político repasó el año electoral, la situación del sistema de salud y el desafío de hacer política en un contexto de crisis económica y degradación del debate público.

Juan Carlos Singereisky comenzó por el plano institucional: explicó que, aunque ya juró en Santa Fe, resta el acto formal en el recinto local donde el Concejo saliente revisa los diplomas y evalúa incompatibilidades. “Lo legal es allá, pero acá se completa el trámite. Lo revisan todo: carga horaria, incompatibilidades. Moral también, aunque ahí prefiero no opinar”, ironizó.

La conversación no tardó en girar hacia la política, las elecciones recientes y el valor de haber logrado conformar un bloque propio después de una campaña austera, sin recursos y con fuerte anclaje barrial. “Fue un año durísimo. Perdimos en todos lados, pero acá logramos sostener algo porque la gente ve cómo laburamos. Nada de plata de nadie, por eso podemos decir y hacer lo que queremos. Y eso se reconoce”, expresó.

La reflexión avanzó hacia un punto que Singereisky repitió como eje central: la necesidad de reconstruir el sentido de la política en un tiempo de anti-política explícita desde los discursos oficiales. “Hay una degradación del concepto de política y de militancia tremenda. ¿Cómo le explicás a un pibe de escuela primaria que el que insulta en televisión es el presidente de todos?”, planteó Corina Scocco. El concejal coincidió: “Es devastador en lo simbólico. Pero también deja algo claro: hoy se ve con mucha nitidez el antagonismo entre dos modelos de sociedad. Si somos capaces de explicarlo bien, la gente lo entiende”.

En esa línea, Singereisky insistió en que no es tiempo para tibiezas: “No podemos pasar este momento de manera solapada. Lo que está mal, está mal. Sea el presidente, el gobernador o quien sea. Hay que decirlo”.

Al avanzar sobre la situación local, el diálogo tomó una dimensión más concreta. Singereisky fue contundente sobre el estado del sistema de salud en Pueblo Esther: “No puede ser que el SAMCo no tenga profilácticos. No puede ser que no haya vacunas cuando tienen que haber. No puede ser que tengamos un edificio hermoso que no se usa. Eso es una irresponsabilidad enorme”. A lo largo de la entrevista, volvió a remarcar que el deterioro también es provincial: “A veces es más incómodo decirlo porque es más cercano, pero nuestros gobernantes no se quedan atrás. Podrán tener otros modales, pero están haciendo el mismo desastre”.

La charla derivó entonces a un punto que ambos compartieron con preocupación: el retroceso en debates que creían saldados, como la obligatoriedad de las vacunas o la educación sexual preventiva. “Estamos viendo más sífilis en adolescentes, más coqueluche, más sarampión. Volver a discutir si las vacunas sirven es como discutir si la tierra es redonda. Es ley. Es salud pública. Es colectivo”, sostuvo.

Singereisky fue más allá y planteó que detrás de estos retrocesos hay componentes ideológicos graves: “Hay dos o tres cosas muy profundas. Una es que pareciera que hay que matar pobres y viejos, todo lo que no sea productivo. Y otra es que la desinformación opera para contradecir lo establecido. Entonces algunos se sienten rebeldes por no vacunarse. No se puede permitir”.

El médico recordó además la experiencia de los años del surgimiento del VIH, cuando la falta de información y el estigma multiplicaron contagios. “Nos costó muchísimo revertir ese daño. Y ahora otra vez hay medicación que no llega. Volvió a aumentar la gente que muere de sida porque no recibe tratamiento”, señaló.

La mirada sobre lo que viene para el Concejo también ocupó parte de la charla. Singereisky planteó tres ejes estratégicos: definir un plan directriz urbano claro, fortalecer la participación territorial real —“no para la foto, sino para que los vecinos decidan”— y ponerse de lleno a trabajar en la crisis del sistema de salud local. “Necesitamos dar poder a la gente. Si queremos cambiar esta ciudad, eso no se hace desde una oficina: se hace con los vecinos organizados”.

Frente al escenario económico adverso y a la proliferación de actores políticos con fuerte capacidad de difusión, Singereisky no negó que habrá tensiones. Pero reafirmó el camino: “Nosotros venimos haciendo política sin plata desde siempre. Recorriendo barrios, escuchando, resolviendo con lo poco que hay. Y la gente que nos votó lo sabe. No termina ahí: ahora hay que laburar más que nunca”.

La entrevista cerró con un mensaje claro y urgente, en línea con su trayectoria en la salud pública: “Debemos volver a poner el cuerpo. La prevención es más barata que la enfermedad. Y este es un momento en que hay que apapacharnos y también organizarnos. Porque si no, nos pasan por arriba”.