La tiroides en foco: lo que necesitás saber sobre su funcionamiento, síntomas y tratamiento

En el marco del Día Internacional de la Tiroides, la doctora Raquel Droby, endocrinóloga y docente universitaria, brindó una entrevista en Radio Enlace 102.3 para hablar con claridad sobre esta glándula clave para el metabolismo, sus principales patologías —como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo— y la importancia de un correcto diagnóstico y seguimiento.

La glándula tiroides, pequeña pero fundamental, es objeto de numerosos mitos y dudas. En una charla organizada en el marco de la columna de salud a cargo del Dr. Juan Carlos Singereisky, la médica endocrinóloga Raquel Droby aportó información clave sobre su ubicación, funciones, enfermedades más frecuentes y criterios actuales para su diagnóstico y tratamiento.

“La tiroides está ubicada en la base del cuello, por encima del esternón, y tiene forma de mariposa”, explicó Droby, aclarando una de las dudas más comunes en consultorio: “todos tenemos tiroides; lo que puede suceder es que no funcione bien”. Esta glándula produce la hormona T4, que actúa en múltiples órganos regulando, entre otras cosas, el metabolismo y la temperatura corporal.

¿Por qué es tan importante?

Desde el desarrollo fetal hasta la vida adulta, la tiroides cumple un rol esencial. “Participa en el crecimiento del cuerpo y en el desarrollo del cerebro, incluso durante la vida intrauterina”, explicó la especialista. Su correcto funcionamiento permite mantener un estado general saludable y equilibrado.

Los síntomas vinculados a su mal funcionamiento son variados, y por eso muchas veces se confunde con otras afecciones o condiciones generales. “Durante mucho tiempo, cuando una mujer engordaba o se sentía cansada, se le atribuía a la tiroides sin tener pruebas concretas. Hoy, con un simple análisis de sangre, podemos saber con precisión si la glándula está funcionando bien”, detalló Droby.

Hipotiroidismo: la consulta más frecuente

La afección tiroidea más común es el hipotiroidismo, cuando la glándula produce menos hormona de la necesaria. Los síntomas suelen incluir cansancio persistente, intolerancia al frío, caída del cabello, retención de líquidos (especialmente en tobillos) y aumento leve de peso. “No se trata de una obesidad severa, sino más bien de una retención moderada”, aclaró la endocrinóloga.

El diagnóstico se realiza mediante dosajes hormonales: TSH y T4 libre. “La TSH actúa como un supervisor: si la producción de T4 es baja, la TSH se eleva. Si está por encima de 7 y los anticuerpos antitiroideos son altos, el diagnóstico es certero”, indicó.

El tratamiento consiste en la administración diaria de levotiroxina, una hormona que reemplaza a la que la glándula no produce. Es una medicación segura, económica y de uso prolongado. “Con una pastilla diaria en ayunas, se puede llevar una vida absolutamente normal. No impide embarazos ni afecta la calidad de vida”, afirmó.

Hipertiroidismo: síntomas opuestos

Menos frecuente, pero igualmente importante, el hipertiroidismo ocurre cuando la glándula produce hormonas en exceso. Los síntomas son opuestos: nerviosismo, temblores, palpitaciones, pérdida de peso y en algunos casos alteraciones oculares. “Algunos pacientes consultan porque no pueden sostener un mate sin temblar o porque están muy irritables”, comentó Droby.

También en este caso el diagnóstico se basa en los niveles hormonales: una T4 alta con una TSH muy baja o indetectable. El tratamiento es más complejo e incluye drogas antitiroideas como el metimazol, que inhibe la producción hormonal. En algunos casos puede ser necesario acompañar con medicación para los síntomas y controlar de cerca la evolución.

Una complicación posible del hipertiroidismo es que, tras el tratamiento, la glándula quede inactiva y derive en un hipotiroidismo. “Eso no siempre ocurre por error en la dosis, sino porque el curso natural de la enfermedad lo determina”, aclaró.

Nódulos tiroideos y cáncer

Otra causa de consulta frecuente es la detección de nódulos en la glándula. “Pueden aparecer en una ecografía de rutina o porque el paciente los palpa. Lo importante es saber que el 99% son benignos”, tranquilizó la doctora. Solo en casos particulares se indica biopsia o cirugía. “Si bien existen casos de cáncer de tiroides, son poco frecuentes y con buen pronóstico. Su tratamiento es quirúrgico, y luego se reemplaza la función tiroidea con medicación”, agregó.

¿Es necesario hacer controles?

La Dra. Droby aclaró que no se recomienda hacer estudios de tiroides como chequeo general sin síntomas o antecedentes. “No es una enfermedad prevenible como la diabetes. Solo se indican estudios si hay síntomas, hallazgos clínicos o antecedentes familiares”, señaló. No obstante, destacó que en recién nacidos se realiza un tamiz obligatorio (conocido como la “gotita del talón”) para detectar hipotiroidismo congénito, una condición que puede afectar el desarrollo neurológico si no se trata.


En resumen, las enfermedades de la tiroides son comunes, especialmente en mujeres, pero tienen buen pronóstico con diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado. “Es importante no automedicarse ni asustarse. Si hay síntomas persistentes o antecedentes familiares, lo mejor es consultar al médico clínico o al endocrinólogo”, concluyó la especialista.

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