Martín Mollard: “Lo que empieza como un hobby se convierte en un estilo de vida”

El deportista local participó de la Maratón del Río, pero su historia va mucho más allá: con varios maratones y triatlones en su haber, Martín Mollard se ha convertido en un referente de la resistencia y la constancia. Desde entrenamientos autodidactas hasta completar distancias Ironman, su camino inspira a quienes sueñan con superarse.

Pocas cosas conectan tanto a un deportista con su lugar como largar una carrera a tres cuadras de su casa, acompañado por un primo, tomando mates antes del trote. Así describe Martín Mollard su participación en la reciente Maratón del Río, una competencia organizada en conjunto por la Comuna de General Lagos y la Municipalidad de Pueblo Esther, que convocó a corredores de toda la región.

Martín corrió la distancia de 21 kilómetros y no pasó desapercibido: fue reconocido públicamente por su compromiso con el deporte y su trayectoria en carreras de resistencia. Pero más allá del podio y las medallas, su historia es una construcción paciente, tejida con años de entrenamiento, decisiones personales y sobre todo, disfrute.

Esto empieza por algo chiquito. Una carrera de 5 kilómetros, después otra de 10, otra de 21… hasta que te animás a un maratón. A mí me pasó eso también con el triatlón. Hace más de diez años un amigo me invitó a correr uno corto en Rosario. Me gustó. Después dije: ¿por qué no uno más largo? Y así fue creciendo todo”, cuenta con una naturalidad que derrumba cualquier mito de que hay que ser “de otro mundo” para correr 42 kilómetros o nadar casi 4 en aguas abiertas.


Como muchos, Martín empezó entrenando por intuición. Sin entrenadores ni rutinas estrictas. Con el tiempo, y a medida que las distancias crecían, entendió que necesitaba guía, pero sin perder la esencia de lo que lo movía: el placer de hacer algo que lo hace sentir bien.

“Probé varios profesores hasta que encontré uno que me entendió. Tiene una mirada humana. No se trata solo de tiempos o marcas. Si un día estás mal dormido, descansás. Si estás cansado, parás. Eso me gusta. Me entreno, sí, pero no soy un fanático de las planillas. Me gusta cuidarme, pero también disfrutar de una peña o una copa de vino, si no hay carrera cerca”, se ríe.

Su formación y evolución como deportista también incluyó mejoras notables. En su primer Ironman (Mar del Plata, 2018), hizo 13 horas y 20 minutos. En el más reciente, en La Paz, Entre Ríos, bajó a 11 horas y 17 minutos.

La mejora fue de dos horas en seis años, pero más allá del número, lo importante es que sigo disfrutando. Eso es lo que me motiva. A veces digo ‘no corro más largas’, y al mes ya estoy anotado de nuevo”.


Correr, nadar, pedalear… ¿Qué motiva a una persona a dedicarle horas a eso, incluso con lluvia o frío? “Lo que te mueve tiene que estar adentro. No sirve que te digan desde afuera. A mí me gusta, lo necesito. Si pasan uno o dos días y no entreno, me siento mal, me pongo de mal humor. Es parte de mi orden, de mi equilibrio”, explica.

Y ese orden también lo trasladó a otros aspectos. La alimentación, la disciplina, el manejo del descanso. Aunque con una lógica de equilibrio. “No soy un robot. Me gusta disfrutar. Pero cuando me pongo una meta, me cuido. Me preparo, me enfoco. Porque me gusta llegar bien a la carrera y sentirme pleno”.

Sus viajes a competir se han transformado también en aventuras compartidas. “A La Paz fuimos como 20 personas. Familia, amigos. Ya no es solo ir a correr, sino viajar, estar con gente querida, disfrutar juntos. Y además, en las carreras conocés gente de todos lados. Se arma una comunidad. Siempre esperás volver a ver a los mismos en la próxima”.


Martín habla de algo que muchos corredores conocen bien: la sensación de vacío después de una competencia. “El lunes después de un maratón llegás a tu casa y decís: ¿y ahora qué? Estás como bajoneado. Te falta algo. Entonces ya estás mirando qué viene, dónde anotarte, con qué nueva meta seguir”.

Esa búsqueda de sentido a través de los desafíos es parte de su forma de vivir el deporte. “Yo digo que todos tenemos algo que nos motiva. Para mí es esto. Me encanta correr, y me encanta todo lo que se arma alrededor. El entrenamiento, el viaje, el compartir. Es una forma de vida”.


En el marco de la Maratón del Río, la Municipalidad de Pueblo Esther lo distinguió como deportista destacado, en reconocimiento no sólo a su participación actual sino a todo su recorrido. Martín agradeció el gesto con la misma humildad con la que entrena cada día.

“No me gusta mucho el protagonismo. Pero me encanta que el deporte se valore, que más gente se sume. Y si mi historia sirve para motivar a alguien que está empezando, bienvenido sea”.


Hoy, Martín Mollard es más que un corredor. Es un ejemplo de cómo la constancia, el disfrute y el compromiso pueden transformar un hobby en una pasión duradera. Un referente silencioso, de esos que inspiran sin necesidad de decir demasiado. Porque, como él mismo dice, “todo empieza con una pequeña meta… y después, si te gusta, solo te va llevando”.

Nota completa: