Tres bancas, múltiples lecturas: radiografía electoral de Pueblo Esther

Los resultados de las elecciones generales redefinieron el mapa político de Pueblo Esther. Claudio Cejas retuvo el primer lugar, pero no logró capitalizar el caudal de votos de Unidos para Cambiar Santa Fe. En contraste, Juan Carlos Singeresky, del espacio Activemos, protagonizó el mayor crecimiento y se quedó con la segunda banca. La sorpresa: el avance sostenido de La Libertad Avanza, que alcanzó el tercer lugar.

Los resultados de las elecciones generales en Pueblo Esther no solo definieron las bancas en juego del Concejo Municipal, sino que también ofrecieron un cuadro más complejo del comportamiento del electorado local. Lejos de consolidar una hegemonía, los datos revelan un escenario de dispersión de votos, pérdida de fuerza por parte de alianzas que parecían robustas en las PASO, y un crecimiento significativo de los espacios vinculados al peronismo.

El primer lugar fue para Claudio Cejas, candidato de Unidos para Cambiar Santa Fe, quien obtuvo 1.955 votos, superando los 1.601 que había conseguido en las PASO, un crecimiento de 354 votos. Sin embargo, el dato central no es su mejora individual, sino el retroceso del espacio en términos generales. En las primarias, la suma de Cejas junto a sus competidores internos —Mauro Vallejos y Carolina Malatesta— había elevado al frente a una posición que auguraba la obtención de dos bancas en el Concejo. Pero ese caudal no se trasladó a las generales. Los votos del espacio se fragmentaron y Cejas quedó lejos de duplicar, perdiendo así la posibilidad de retener una segunda banca.

En este marco, Juan Carlos Singeresky, del espacio Activemos, se convirtió en el gran protagonista de la jornada. Con 1.131 votos, creció 385 respecto a las PASO, cuando había obtenido 746, consolidándose como el espacio que más creció en términos absolutos. Esta performance lo posicionó en el segundo lugar y le aseguró el ingreso al Concejo Municipal. Sin haber tenido internas en las PASO, Activemos no solo retuvo su voto original, sino que sumó una porción clave del electorado que dentro del peronismo. Esta captación incluye, probablemente, parte de los votos que en las PASO habían ido a Mauro Vallejos (Unidos para Cambiar Santa Fe) y Martín D’Amico (Más para Santa Fe) o incluso a sectores huérfanos de representación tras el reacomodamiento post-primarias.

La tercera banca quedó en manos de Marcela Elena, de La Libertad Avanza, quien también mejoró su desempeño con 1.059 votos, creciendo 262 respecto a los 797 obtenidos en las PASO. Su presencia en el podio ratifica una tendencia provincial y nacional: la consolidación del espacio libertario como una fuerza que, aunque no lidera, se mantiene competitiva en diversos distritos.

Por otro lado, Sandra Ordinas fue la candidata que menos creció entre PASO y generales. En las primarias había obtenido 368 votos, que con los 225 de D’Amico sumaban 593 para el espacio Más para Santa Fe. Sin embargo, en las generales apenas alcanzó 416 votos, es decir, creció solo en 48 votos respecto a su desempeño individual y perdió 177 votos del espacio en su conjunto. Esta merma sugiere una dispersión del voto peronista, que no encontró unidad y terminó reorientándose, en parte, haciaJuan Carlos Singeresky.

En un comportamiento similar, el espacio Ciudad Futura Sin Miedo, encabezado por Yanina Minelli, también mostró un crecimiento leve. Obtuvo 760 votos, frente a los 668 logrados en las PASO, lo que representa una mejora de 92 votos. Pese a estar cerca del tercer lugar en las primarias, Minelli no logró captar de forma decisiva el voto progresista ni absorber el caudal del ex precandidato D’Amico, con quien se había especulado una posible confluencia electoral.

Finalmente, Somos Vida y Libertad, que había reunido 335 votos en las PASO, descendió a 249 en las generales con la candidatura de Mónica Chamorro. El retroceso de 86 votos posiciona a este espacio como el único que disminuyó su caudal en lugar de incrementarlo, posiblemente afectado por una fuga hacia La Libertad Avanza, con quien comparte cierta afinidad ideológica.

Un dato adicional a tener en cuenta es el nivel de participación. Votó menos gente que en las PASO, por lo que los crecimientos observados adquieren aún más relevancia, al haberse logrado en un contexto de menor concurrencia.

Desde un análisis político, los resultados indican que ningún espacio logró capitalizar plenamente los votos obtenidos en las internas, lo que pone en evidencia la fragilidad de las estructuras partidarias locales, pero también la capacidad de los liderazgos individuales para interpelar al electorado. Juan Carlos Singeresky es el mejor ejemplo: sin internas y con una campaña austera, logró instalarse en el segundo lugar gracias a un discurso consistente, territorialidad y una identidad clara ligada al trabajo social y comunitario.

A su vez, los datos muestran la necesidad de que los distintos espacios progresistas convergan de cara a las elecciones del 2027. La falta de unidad estratégica entre Más para Santa Fe, Activemos y Ciudad Futura terminó atomizando el voto. No obstante, la performance de Activemos demuestra que es posible reconstruir un proyecto desde el territorio, incluso por fuera de las estructuras tradicionales.

Unidos para Cambiar Santa Fe, por su parte, mantuvo su lugar pero con una merma significativa de legitimidad, al no poder conservar la totalidad de su capital electoral. La imposibilidad de articular un proyecto común tras las PASO se tradujo en pérdida de votos y en una elección que, aunque ganada, fue mucho menos holgada de lo esperado.

La presencia de La Libertad Avanza como tercera fuerza confirma el fenómeno nacional del “voto bronca” canalizado por propuestas antipolíticas, aunque todavía sin capacidad de liderazgo territorial concreto.

En conclusión, la elección en Pueblo Esther dejó tres bancas repartidas entre tres fuerzas diferentes y un Concejo más plural que en los últimos años. La clave hacia adelante será cómo cada uno de estos actores gestiona su representación, articula con los demás espacios y responde a las demandas de una ciudadanía cada vez más atenta, crítica y fragmentada. El desafío no será solo ocupar una banca, sino hacer valer esa banca con coherencia, diálogo y propuestas concretas.

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