Clásico con final caliente: Athletic eliminó a Unión en un partido marcado por la tensión, el enojo y un operativo policial desbordado

Tras igualar 1-1 en el partido de vuelta, Athletic de Arroyo Seco se metió en la final del Torneo Apertura de la Liga Regional del Sur. Pero la jornada terminó empañada por incidentes dentro y fuera de la cancha, cuestionamientos al arbitraje y una represión policial que dejó varios heridos.

Lo que debía ser una fiesta del fútbol terminó en escándalo. El clásico entre Unión y Athletic, disputado en la cancha del equipo panza por la vuelta de la semifinal del Torneo Apertura, no sólo definió al finalista, sino que dejó una postal amarga por los graves incidentes que se desataron tras el pitazo final.

Athletic, que había ganado 1-0 el partido de ida, llegaba con ventaja al cruce definitivo y supo capitalizarla. En un encuentro trabado, de poco juego, con más de una decena de tarjetas amarillas, el equipo picante logró abrir el marcador aprovechando un grosero error defensivo de Unión. Los locales empataron antes del descanso, pero nunca encontraron el orden ni la claridad para dar vuelta la serie.

El momento de mayor tensión llegó en el segundo tiempo, cuando el árbitro cobró un penal a favor de Unión y expulsó a un jugador de Athletic. Sin embargo, tras dialogar con su asistente, dio marcha atrás, sancionó tiro libre y mantuvo la roja. La bronca se encendió en jugadores e hinchas. A partir de allí, el partido se desbordó emocionalmente.

En los minutos finales, Unión fue con más empuje que fútbol, tuvo una clara que dio en el travesaño y otras aproximaciones, pero no alcanzó. El 1-1 clasificó a Athletic, y con el pitazo final llegó el caos.

Varios jugadores de Unión fueron directamente a increpar a un futbolista rival, que incluso terminó en el piso recibiendo golpes. Esa imagen, registrada en video, desató la reacción del público y generó una espiral de violencia. Si bien la tribuna visitante se desconcentró pacíficamente, la hinchada local reaccionó con enojo ante el arbitraje y la derrota. La policía, en lugar de contener, reprimió a menos de dos metros de la gente, disparando balas de goma contra familias, niños y adultos mayores que asistieron al partido.

La situación fue insólita: en medio del caos, personas descompensadas, hinchas con heridas, adolescentes desmayados y la ambulancia sin poder ingresar por el cerco policial. A pesar de que los disturbios no fueron protagonizados por barras ni hinchadas enfrentadas, sino por una mala administración del operativo de seguridad, la jornada terminó con un saldo alarmante: heridos, internaciones por hipertensión y una represión desmedida que encendió la alarma.

Este clásico, uno de los más convocantes del sur santafesino, tuvo todos los condimentos negativos que pueden empañar una jornada deportiva. El arbitraje fue flojo, los equipos jugaron por debajo de su nivel, y la violencia terminó ganando un partido que debería haberse recordado sólo por lo futbolístico.

Tras este resultado, Athletic avanzó a la final del Torneo Apertura, donde se enfrentará a Central Argentino de Fighiera, que sorprendió al golear 3-0 a Riberas del Paraná y accedió a la instancia decisiva después de 13 años.

Una final que ilusiona por lo deportivo, pero que exigirá a las autoridades de la liga y a las fuerzas de seguridad repensar su accionar para garantizar que el fútbol vuelva a ser una fiesta y no una batalla campal.