En una charla con Radio Enlace, Gastón Medula, integrante de la Cooperativa Arraigo de Villa Constitución, compartió detalles sobre los comienzos, desafíos y logros de esta iniciativa que pone el foco en la producción de alimentos saludables, seguros y de precios justos, marcando un fuerte compromiso con la soberanía alimentaria y la economía social.
la Cooperativa Arraigo nació en febrero de 2020, en pleno contexto de pandemia, como respuesta al cierre de un emprendimiento privado. “Algunas cuestiones llevaron a que esa empresa cesara sus actividades, y yo, que formaba parte, me encontré con parte de ese stock como forma de pago. A partir de allí surgió la idea de formar una cooperativa junto con otros compañeros”, explicó Gastón.
El desafío no fue menor. En mayo de 2020, la cooperativa logró formalizarse jurídicamente, marcando un hito en una región industrial históricamente ligada al sector siderometalúrgico. “En Villa Constitución hay muchas cooperativas y mutuales, pero ninguna hasta ese momento se había enfocado en la alimentación”, señaló.
La Cooperativa Arraigo se dedica al fraccionamiento de cereales, legumbres, harinas y vegetales congelados, apostando exclusivamente por productos agroecológicos y orgánicos. Según Gastón Medula, esta orientación responde a un compromiso ético con la salud y el medio ambiente: “Nuestro lema es alimentos saludables, seguros y de precios justos. No trabajamos con la línea convencional; nuestros productos tienen certificación orgánica y están pensados para ofrecer alternativas frente al modelo de concentración alimentaria”.
La cooperativa está certificada por el SENASA, lo que garantiza la trazabilidad y la calidad de sus productos. Esta certificación los convierte en la única cooperativa de la provincia de Santa Fe con este tipo de reconocimiento y en una de las 21 en el país que cumplen con estos estándares.
Arraigo está integrada por 15 socios, 11 de los cuales son mujeres, muchas de ellas únicas sostenedoras de sus hogares. La cooperativa promueve horarios laborales flexibles que permiten a las trabajadoras conciliar sus responsabilidades laborales y familiares.
“El órgano máximo de la cooperativa es la asamblea anual, donde se trazan las directrices y se votan las decisiones. Además, tenemos un reglamento interno que establece roles, obligaciones y pautas de convivencia”, detalló Medula.
La gestión se caracteriza por una búsqueda constante de innovación, tanto en el desarrollo de nuevos productos como en el uso de materiales biodegradables para el envasado, alineándose con sus valores de sostenibilidad.
Alianzas estratégicas y crecimiento sostenido
Desde sus inicios, la cooperativa ha establecido vínculos clave con otras entidades de la economía social, como la mutual Amecro en Rosario, que prioriza productos de emprendimientos cooperativos en sus góndolas. También trabajan con la Cooperativa Mil Hojas, especializada en pastas, para la distribución de productos en la región.
A pesar de las dificultades económicas y la falta de políticas nacionales de apoyo al sector cooperativista, Gastón destacó la importancia del trabajo colectivo: “La solidaridad y las alianzas entre cooperativas son fundamentales para sobrevivir y crecer. Participamos en redes de alimentos cooperativos que permiten que nuestros productos lleguen a todo el país”.
Además, mencionó el apoyo recibido a nivel provincial: “Santa Fe ha sido más receptiva. Participamos en la mesa de orgánicos y en programas como Sinergia, que nos prepara para la exportación. También contamos con un plan de prácticas laborales que facilita la capacitación de nuevos trabajadores”.
Compromiso con la soberanía alimentaria
Más allá de lo productivo, la cooperativa busca generar conciencia sobre el modelo alimentario vigente. “Queremos debatir sobre cómo nos alimentamos, quién produce nuestros alimentos y por qué la materia prima de nuestra región termina destinada a mercados externos en lugar de abastecer a nuestra comunidad”, reflexionó.
Este compromiso se traduce en acciones concretas, como la producción y distribución de alimentos saludables, y en una firme apuesta por modelos económicos alternativos: “El cooperativismo es una respuesta al capitalismo. Es una opción viable y digna, aunque implique mucho esfuerzo”.
Antes de despedirse, dejó un mensaje alentador: “Las cooperativas pueden ser una alternativa interesante al modelo empresarial tradicional. No es fácil, pero es gratificante trabajar en un proyecto colectivo que prioriza a las personas y no al capital. Invito a la comunidad a conocer más sobre este modelo y a apoyar a los emprendimientos de economía social”.
Con Brotes Verdes, su marca comercial, y una visión transformadora, la Cooperativa Arraigo se posiciona como un ejemplo de cómo la organización comunitaria puede generar impacto económico, social y ambiental.
Nota completa:
