Desde el corazón del barrio San Francisco en Arroyo Seco, la LSF emerge como una banda que, a fuerza de esfuerzo, pasión y unidad, busca dar un salto hacia nuevos horizontes. En una emotiva entrevista en Radio Enlace, Alan, Alexis y Cristian compartieron su historia, sus raíces y el sueño de llevar su cumbia a la capital del país.
La historia de la LSF, una banda de cumbia autogestiva, comienza en un rincón humilde del barrio San Francisco, en Arroyo Seco. Después de los tiempos oscuros de la pandemia, Alan, vocalista y fundador, sintió la necesidad de crear un proyecto que no solo lo conectara con sus raíces, sino también con las personas de su comunidad. “La banda nació como un sueño colectivo y como una terapia para muchos de nosotros”, explicó.
Inicialmente, la agrupación estaba formada por jóvenes de su localidad. Sin embargo, con el tiempo, se amplió para incluir talentos de otros pueblos de la Ruta 21, como Pueblo Esther, General Lagos y Fighiera. “Por eso, decimos llamarnos la banda de cumbia de la Ruta 21. Es un homenaje a todos los lugares que nos dieron integrantes y público”, agregó Alexis, el guitarrista del grupo.
La identidad de la banda también está profundamente ligada al barrio que le dio origen. “El nombre La San Francisco surge de nuestras raíces. Cuando éramos pocos integrantes, todos vivíamos allí, pero queríamos algo más comercial y fácil de recordar. Así quedó la LSF”, explicó Alan con orgullo.
La LSF comenzó a hacer covers de los grandes clásicos de la cumbia, desde Jambao y Néstor en Bloque hasta Malagata y Onda Sabanera. “Nosotros adaptamos esos temas a nuestro estilo. Les damos un toque especial para que se note que es la LSF”, comentó Alan.
Aunque la banda ha logrado conquistar escenarios locales y eventos privados, su mayor ambición es crear un repertorio propio que los identifique. “Queremos contar nuestras historias y transmitir nuestras emociones a través de nuestras canciones”, afirmó.
El próximo gran paso para la LSF es viajar a Buenos Aires. La banda fue invitada a participar en una sesión de streaming organizada por una productora de la capital. Esta oportunidad representa una puerta abierta hacia el reconocimiento en un ámbito más amplio. “Queremos mostrar nuestro arte, llevar nuestra música a nuevos oídos y empezar a construir nuestro lugar en el mundo de la cumbia”, expresó Alan con determinación.
Sin embargo, este sueño no es sencillo. Los costos del viaje y la estadía representan un desafío económico para una banda que se autogestiona. “Somos trabajadores y músicos. No vivimos de la música todavía, pero trabajamos para que algún día sea nuestro sustento principal. Por eso, cualquier colaboración, por pequeña que sea, significa mucho para nosotros”, explicó.
La música como terapia y unión.
Más allá de las ambiciones profesionales, la LSF representa un refugio emocional para sus integrantes. “La banda es nuestra familia. Nos peleamos, discutimos, pero siempre volvemos porque esto es lo que nos une”, confesó Alan entre risas.
Alexis compartió cómo la música lo salvó en momentos difíciles. “Vengo de una familia de guitarreros y desde los 14 años encontré en la guitarra un lugar donde refugiarme. La cumbia, con su energía y alegría, es lo que más me identifica”.
Por su parte, Cristian encontró en el teclado un lenguaje para expresar su sensibilidad. “Siempre me llamó la atención cómo cada instrumento aporta algo único a una canción. Para mí, tocar el teclado es una responsabilidad y un privilegio”.
La banda está organizando eventos para recaudar fondos y cubrir los costos de su viaje a Buenos Aires. Una de las fechas destacadas es el 18 de enero, cuando realizarán una gran fiesta en La Comunitaria. Además, tienen programadas presentaciones en los carnavales de Pueblo Esther el 8 de febrero.
Para quienes deseen colaborar con este sueño, la LSF ha habilitado un alias para recibir donaciones. “Estamos preparando un vídeo para contar nuestra historia y explicar cómo pueden ayudarnos. Lo publicaremos en nuestras redes sociales”, anunció Alan.
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